
12 DE DICIEMBRE DEL 2025 – INTERNACIONAL. El líder venezolano, Nicolás Maduro, ha intensificado su retórica, afirmando que la creciente campaña de presión por parte de Estados Unidos contra su régimen tiene una única motivación: apoderarse de las vastas reservas de petróleo del país. Esta acusación cobró fuerza esta semana tras la incautación por parte del ejército estadounidense de un petrolero que supuestamente transportaba crudo venezolano, violando las sanciones impuestas por Washington, y las amenazas de tomar medidas contra otras embarcaciones. Estas acciones se suman a una serie de ataques militares contra buques venezolanos, que EE.UU. justifica como parte de la lucha contra el narcotráfico.
El presidente Donald Trump ha mantenido su postura de pedir la salida de Maduro, acusándolo de enviar narcóticos y asesinos a EE.UU. En este contexto, surge la pregunta central: ¿es el petróleo la verdadera meta de la administración Trump en Venezuela? Con una reserva probada de 303.000 millones de barriles, Venezuela alberga las mayores reservas de petróleo del mundo. Sin embargo, la producción actual es mínima; ha caído a aproximadamente 860.000 barriles por día, menos del 1% del consumo mundial, debido a la mala gestión de la estatal PDVSA y a las sanciones.
El Gran Potencial y la Baja Producción del Petróleo Venezolano
Aunque Venezuela cuenta con el mayor tesoro de petróleo del mundo, la realidad es que su producción es una sombra de lo que fue. La disminución drástica se debe a décadas de control estatal centralizado y al éxodo de personal experimentado tras las políticas impulsadas por Hugo Chávez y Maduro. Las sanciones impuestas por EE.UU., que comenzaron en 2015, han exacerbado el aislamiento del país, cortando el acceso a inversión y repuestos necesarios para mantener la infraestructura. Callum McPherson, de Investec, resume el problema: «El verdadero desafío al que se han enfrentado es su infraestructura».

Pese a las sanciones, algunas empresas occidentales, como la estadounidense Chevron, mantienen una actividad limitada en el país. Esta licencia, otorgada bajo la administración de Joe Biden y prorrogada por Trump, permite a Chevron operar, y la compañía representa hoy cerca de una quinta parte de la producción venezolana. Analistas señalan que si se levantaran las barreras, Chevron sería una de las empresas mejor posicionadas para beneficiarse de la reactivación del sector. Además, las refinerías de EE.UU., particularmente en la costa del Golfo, están muy interesadas en el crudo «extra pesado» de Venezuela, ya que suele ser más rentable de procesar.
Oportunidad de Negocio y los Desafíos de Inversión en Petróleo
En Estados Unidos, algunos funcionarios y analistas no ocultan la oportunidad económica que representa Venezuela si se logra un cambio de gobierno. La congresista republicana María Elvira Salazar lo describió como un «festín» para las petroleras estadounidenses, que podrían entrar a «reparar todos los oleoductos, las plataformas petrolíferas y todo lo relacionado con el petróleo«. Si bien la Casa Blanca argumenta que su prioridad es detener el narcotráfico y la ilegitimidad de Maduro, no niegan que el petróleo es parte de la ecuación, ya que la secretaria de prensa señaló que se centran en «muchas cosas».
No obstante, reactivar la industria petrolera a su antigua gloria es una tarea monumental y costosa. Un informe de Wood Mackenzie sugiere que una gestión mejor y modestas inversiones podrían elevar la producción a unos dos millones de barriles por día en los próximos dos años. Sin embargo, para un aumento significativo, los expertos advierten que se necesitarían «decenas de miles de millones de dólares» y una década de trabajo. David Oxley, de Capital Economics, se pregunta si el riesgo y la inversión valdrían la pena, considerando que la demanda global de petróleo comenzará a caer a finales de la década de 2030.
La inversión en el sector petrolero venezolano presenta riesgos adicionales que podrían desalentar a las empresas, incluyendo la pertenencia del país a la OPEP y la necesidad de una inversión «enorme». Oxley enfatiza que, aunque el lema de Trump sea «perforar, perforar», las empresas privadas solo lo harán si es un negocio rentable. Esto implica que la motivación de EE.UU. es compleja, abarcando tanto objetivos geopolíticos (narcotráfico, democracia) como económicos (acceso a un petróleo valioso y rentable para sus refinerías), sin que el potencial de las reservas garantice una inversión inmediata.
La Complejidad del Crudo «Extra Pesado» Venezolano






