
CIUDAD DE MÉXICO (El Universal).— Al referirse al alza en la cifra de mujeres que son cabeza de familia en México, Gabriela Gutiérrez Mendoza, trabajadora social y jefa de la Unidad de Educación y Extensión para la Igualdad en la Coordinación para la Igualdad de Género (CIGU) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), indica que a veces se malentiende el concepto de las madres autónomas.
“Se les ha nombrado como ‘mamá soltera’ o ‘mamá luchona’, pero estos términos siempre han sido despectivos. La maternidad no es un estado civil y ‘luchona’ es un estereotipo que califica y castiga a la mujer que está al frente de un hogar”, señala la especialista.
“Las maternidades autónomas son todos aquellos procesos en los que las mujeres que han decidido sobre su maternaje y su vida, están relacionados directamente madre, hijo, hija e hijes y a partir de ellos se genera una organización de cuidados, acompañamiento psicoemocional y sostenimiento de la vida”, sostuvo Gabriela Gutiérrez, que también es madre y se reconoce como autónoma.
Algunas de las madres autónomas de hoy día han llegado hasta ese punto por ser sobrevivientes de violencia, como es el caso de Jessica, quien no tenía permiso de su pareja para hacer ejercicio o usar perfume, y menos para arreglarse, aunque fuera por motivos de trabajo y presentación.
Para ella se habían acabado las salidas con amigas y más si había un hombre en la reunión. También le tenían controlado el dinero que ganaba con su trabajo.
Un día sucedió una pelea con su entonces pareja y comenzó la ley del hielo para ella y su hija.
“Ese fue el peor error de su vida (de su entonces pareja)”, dice Jessica, porque en el silencio y la desatención con ellas, tuvo una revelación: “Sí puedo con ella. No lo necesito”.
El padre de la niña era inconstante en el trabajo y toda la carga económica siempre fue para Jessica.
La mañana que hablaron como pareja antes de la separación, Jessica tenía preparadas tres preguntas: ¿Cuándo le había comprado algo a la niña, ¿cuándo había comprado algo para la casa y ¿cuándo habían podido ir de vacaciones en familia
Para los tres cuestionamientos no había alguna aportación de parte de él y la única vez que fueron de vacaciones, ella se había encargado de todos los gastos.
De un vistazo
“No vas a poder sola…”
Jessica cuenta su historia de cómo se separó de su pareja y se convirtió en una madre autónoma. Él se fue y le advirtió: “No vas a poder sola con ella, no vas a ser capaz de cuidarla”, le dijo antes de irse.
Habla con su hija
La vida después de ese día cambió. Lo primero que hizo Jessica fue hablar con su hija y decirle que su papá y ella ya no eran pareja, pero que no por eso dejaba de ser ella su mamá y él su papá.
Se desvinculó de ellas
El papá de la niña se desvinculó de su paternidad y no sólo lo hizo de forma económica. Hubo largos silencios y ausencias.
Paternidad desligada
Ante ello, Gabriela Gutiérrez explica: “Las paternidades socialmente no han sido ligadas a las tareas de cuidado de los hijos e inclusive, la paternidad ha sido colocada como si fuera una decisión. Tú eres madre, pero el papá puede decidir si quiere ser o no padre, o si quiere ejercer o no la paternidad”.
Esta nota Algunas madres son sobrevivientes de la violencia apareció primero en Diario de Yucatán.



