CIUDAD DEL VATICANO (EFE).— El papa Francisco alertó ayer sábado del incremento de suicidios entre jóvenes, síndrome “de un malestar preocupante” en un contexto de cambio de época y nuevos retos.
Ante esto, instó a promover “la participación activa” de la juventud “para crear una red de relaciones humanas y abiertas”.
“El aumento de actos de violencia y autolesiones, hasta el acto más extremo de quitarse la vida, son signos de un malestar preocupante y complejo”, dijo el pontífice, en una audiencia en la Santa Sede donde recibió a miembros del Consejo Nacional de la Juventud italiana.
“Saben que, en todo el mundo, no todos los suicidios de jóvenes se publican, sino que se ocultan”, agregó.
Alerta del Vaticano por aumento de suicidios entre jóvenes
Según aseguró el Papa, el incremento de los suicidios es exponente de “un cambio de época, una metamorfosis no sólo cultural sino también antropológica”.
Por lo que destacó como “fundamental” que haya “un camino educativo que implique a todos” para crear “una aldea de educación” donde “se comparta el compromiso de generar una red de relaciones humanas y abiertas”.
El Papa aseveró que hay muchos retos que afectan a los jóvenes, entre ellos “la dignidad del trabajo, la familia, el compromiso cívico, el cuidado de la creación y las nuevas tecnologías”.
Con todo, animó al Consejo Nacional de la Juventud italiano a “promover la participación activa de los jóvenes” en instituciones y sociedad, “a nivel local, nacional y europeo”.
Esto para crear “una red” entre “las muchas realidades asociativas inspiradas en los valores de la solidaridad y la inclusión”.
“Hoy hay mucha gente sin voz, muchos excluidos, no solo socialmente por problemas como la pobreza, falta de educación o la dictadura de las drogas, sino también aquellos que han perdido la capacidad de soñar”.
Ante lo que “es esencial construir una ‘red’ para soñar juntos y no perder esta capacidad”, puntualizó el Papa.
Ir a las cárceles, una prioridad
En otro momento, en una reunión con seminaristas españoles, Francisco exhortó a que “cuando sean curas, vayan a las cárceles, es una prioridad”.
El Papa se refirió, no sólo a las prisiones físicas, sino también a las ideológicas y morales “que terminan alejando de Dios”.
Francisco mantuvo ayer un encuentro en la Sala del Consistorio con los seminaristas de las diócesis de Pamplona, Tudela, San Sebastián y Redemptoris Mater.
“Su arzobispo tenía mucha ilusión por esta audiencia y me decía que ustedes apelaban al cariño que yo tengo por las cárceles, de tal manera que les concediera también esta audiencia”, inició el Santo Padre, en un breve discurso improvisado.
Además, les recordó que:
“El seminario no es una cárcel, es un lugar donde aprender que un sacerdote es un hombre, un ser humano que quiere redimir, como su arzobispo mercedario, un redentor de cautivos; porque un sacerdote no puede ser otra cosa que una imagen viva de Jesús, el Redentor con mayúsculas”.
El Pontífice les explicó que eso significa muchas cosas, “pero una muy precisa es que debemos descender a las cárceles; a las cárceles gubernativas”.
Deben ir para “ofrecer a quienes están en ellas el aceite del consuelo y el vino de la esperanza, pero también a todas aquellas prisiones que encarcelan a hombres y mujeres de nuestra sociedad: prisiones ideológicas, morales, las que crean explotación, desaliento, la ignorancia y olvido de Dios”.