26 DE SEPTIEMBRE DEL 2025 – INTERNACIONAL. Cerca de 3.000 agricultores franceses han tomado las calles en diversas movilizaciones, incluyendo un simbólico bloqueo con tractores en los alrededores del Palacio de Versalles, para expresar su profundo descontento. La protesta, convocada por el principal sindicato agrícola, la Federación Nacional de Sindicatos de Agricultores (FNSEA), apunta directamente contra dos grandes amenazas económicas. La primera es el inminente pacto comercial entre la Unión Europea (UE) y el Mercosur, y la segunda son los recientes aranceles impuestos por Estados Unidos que también golpean duramente al campo francés. Esta jornada marca el inicio de una serie de movilizaciones planificadas que buscan detener lo que consideran una invasión de productos que no respetan sus estándares de producción.
La Denuncia Contra los Tratados de Libre Comercio
El foco principal de la denuncia de los agricultores es el tratado de libre comercio UE-Mercosur, del cual Bruselas ya ha iniciado el proceso de ratificación. El presidente de la FNSEA, Amaud Rousseau, se quejó desde el bloqueo en Versalles de que «los productos extranjeros invadían sus mercados sin respetar sus estándares». Los agricultores franceses y las organizaciones detrás de ellos exigen la regulación del mercado, un comercio internacional justo, la protección de sus ingresos y la defensa de la soberanía alimentaria, así como de los derechos sociales y el medio ambiente.

Las manifestaciones se han extendido más allá de Versalles. Durante la madrugada, más de un centenar de personas se movilizaron en Estrasburgo, donde realizaron una «operación de control de mercancías» en el mercado de la estación de tren para verificar el origen de los productos y asegurar el abastecimiento local. Además, los viticultores se reunieron en Béziers para protestar por los aranceles del 15 % sobre vinos y licores impuestos recientemente por el presidente estadounidense, Donald Trump. Estas acciones coordinadas evidencian la amplia base de descontento que afecta a diversos sectores del campo galo.
Los Aranceles y el «Alto Comercio«
La protesta no se limita a la oposición al Mercosur; los aranceles estadounidenses también son una espina clavada en la industria, especialmente para los productores de vino y licores. El secretario de la FNSEA en Loir-et-Cher, Olivier Hardouin, elevó el tono de la protesta acusando al presidente francés, Emmanuel Macron, de «alta traición» tras dos años de manifestaciones sin resultados. Esta dura retórica refleja la frustración del campo francés ante lo que perciben como una inacción gubernamental frente a políticas de comercio exterior que priorizan los acuerdos internacionales por encima de la protección de los productores locales.
Detrás de estas movilizaciones se encuentran tres grandes sindicatos, aunque la FNSEA, con 212.000 miembros, es la más influyente y la responsable de las protestas actuales, aliada con los Jóvenes Agricultores (JA). Mientras tanto, la Coordinación Rural (CR), el segundo sindicato, defiende una ‘excepción agrícola francesa’ para proteger a los pequeños agricultores, aunque en esta ocasión no se unió al llamamiento de la FNSEA, sosteniendo que «el futuro no es el bloqueo de Francia, sino el desbloqueo de la agricultura«. Por su parte, la Confederación Campesina (CP), liderada por movimientos ambientalistas, critica el modelo de agroindustria que, a su juicio, solo beneficia a unos pocos y agota la tierra.

La FNSEA y sus aliados han marcado una fecha clave en el calendario de protestas: el 14 de octubre, cuando la Confédération paysanne ha convocado a una gran manifestación para intentar detener la ratificación del acuerdo UE-Mercosur. Los agricultores están pidiendo una reunión con el primer ministro francés, Sébastien Lecornu, con el objetivo de defender su soberanía productiva. El rechazo a los tratados de comercio internacional se ha convertido en un tema central de debate nacional, obligando al Ejecutivo a lidiar con una presión constante por parte de su influyente sector agrícola.