
14 de Agosto 2025.- El presidente de Rusia, Vladimir Putin, insinuó que un acuerdo nuclear con Estados Unidos podría estar cerca, elogiando los “esfuerzos enérgicos” del presidente Donald Trump para frenar la guerra en Ucrania. Ambos mandatarios se reunirán este viernes en Alaska en una cumbre que, según Putin, busca sentar las bases para una paz duradera no solo entre los dos países, sino también en Europa y el mundo. La posibilidad de retomar el control de armas ofensivas estratégicas estaría en el centro de la agenda.
Putin recordó que el Nuevo Tratado START, que limita el número de armas nucleares de alcance intercontinental, expirará en febrero de 2026. El pacto, vigente desde 2011, fue uno de los últimos grandes acuerdos bilaterales en materia de control armamentístico. Su eventual renovación o sustitución podría marcar un punto de inflexión en las relaciones entre las dos potencias nucleares, aunque las tensiones recientes complican el panorama.

Tensiones previas a la cumbre
En las últimas semanas, la relación entre Washington y Moscú se ha visto sacudida por nuevos roces. Trump ordenó posicionar dos submarinos nucleares cerca de Rusia tras comentarios “altamente provocativos” del ex presidente ruso Dmitry Medvedev, que en redes sociales dejó entrever escenarios de conflicto nuclear. El gesto de Trump busca ser, según él, una respuesta preventiva, aunque el movimiento fue interpretado por algunos analistas como una señal de presión antes de la cumbre.
Yury Ushakov, asesor de Putin, adelantó que la reunión comenzará con una conversación privada entre ambos líderes, asistidos solo por intérpretes. Posteriormente, se sumarán a un almuerzo de trabajo en el que se abordarán temas como la guerra en Ucrania y posibles proyectos de cooperación comercial y económica. Los equipos negociadores incluirán figuras clave como el ministro de Asuntos Exteriores Serguéi Lavrov y el ministro de Defensa Andrey Belousov.

Europa observa con recelo
La ausencia de Ucrania y de representantes europeos en la cumbre ha encendido las alarmas en Kyiv y en varias capitales del continente. Existe el temor de que se lleguen a concesiones que no respondan a los intereses ucranianos. Ante esto, líderes europeos sostuvieron una llamada de última hora con Trump, buscando garantizar que cualquier acuerdo contemple un alto el fuego y un lugar para Ucrania en futuras negociaciones. Según fuentes diplomáticas, el presidente estadounidense mostró apertura a sus planteamientos, aunque sin comprometerse públicamente.
Analistas señalan que, si bien un acuerdo nuclear podría reforzar la estabilidad estratégica global, también existe el riesgo de que se utilice como moneda de cambio en el contexto del conflicto en Ucrania. La historia reciente muestra que las negociaciones de control de armas a veces han sido aprovechadas para obtener ventajas políticas en otros frentes.
La salida de acuerdos como el INF (Tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio) y el Tratado de Cielos Abiertos ha debilitado la arquitectura de seguridad global. Expertos del Instituto de Investigación de Paz de Estocolmo (SIPRI) advierten que, de no alcanzarse un nuevo compromiso, el mundo podría entrar en una nueva carrera armamentista nuclear, no solo entre EE.UU. y Rusia, sino también con la participación creciente de China y otros actores regionales.
Además, existe un debate técnico sobre la viabilidad de los sistemas de verificación en un eventual tratado renovado. La tecnología actual permitiría controles más estrictos mediante monitoreo satelital y sensores remotos, pero estos métodos requieren un alto nivel de confianza mutua que, en el clima político actual, es difícil de consolidar. En este sentido, la cumbre de Alaska no solo será una negociación sobre misiles y ojivas, sino también una prueba de voluntad política para reconstruir puentes diplomáticos.