
El Tribunal Superior de Ontario analiza un caso que ha reavivado el debate nacional sobre la ayuda médica para morir (MAID, por sus siglas en inglés), luego de que una actriz canadiense denunciara una supuesta discriminación al no poder acceder al suicidio asistido debido a que su padecimiento es de origen psiquiátrico.
La demandante, cuya identidad se mantiene reservada, argumenta que la legislación canadiense le niega el derecho a decidir sobre el final de su vida, a pesar de sufrir una condición mental grave, crónica e irreversible que, según su defensa, le provoca un sufrimiento intolerable. La actriz sostiene que la exclusión de los trastornos mentales del programa MAID vulnera sus derechos constitucionales, en particular los relacionados con la igualdad y la autonomía personal.
Actualmente, el programa canadiense de ayuda médica para morir permite el procedimiento únicamente a personas con enfermedades físicas graves e incurables, excluyendo de manera explícita a quienes padecen trastornos psiquiátricos como única condición médica subyacente. Esta limitación ha sido objeto de intensos debates políticos, médicos y éticos en el país.
Durante la audiencia, los abogados de la actriz señalaron que la prohibición constituye una forma de estigmatización hacia las personas con enfermedades mentales, al asumir que no pueden tomar decisiones informadas sobre su propia vida. Además, subrayaron que otros pacientes con padecimientos físicos igualmente incapacitantes sí pueden acceder legalmente al procedimiento.
Por su parte, el Gobierno canadiense defendió la restricción vigente, argumentando que no existe consenso médico suficiente para determinar cuándo una enfermedad psiquiátrica puede considerarse verdaderamente irremediable. Asimismo, advirtió sobre el riesgo de errores irreversibles y la necesidad de proteger a personas vulnerables.






