
9 DICIEMBRE 2025-INTERNACIONAL- Un grave accidente aéreo sacudió este martes a la región rusa de Ivánovo, donde un avión militar An-22 Antónov se estrelló dejando al menos siete personas sin vida. El siniestro ocurrió aproximadamente a las 12:00 hora local, a unos 250 kilómetros de Moscú, en las cercanías del embalse Uvódskoye. Testigos reportaron que la aeronave comenzó a desintegrarse en pleno vuelo antes de caer, lo que incrementó la preocupación sobre el estado general de este modelo antiguo.
Último An-22 operativo se estrella en Ivánovo
Según los reportes iniciales, en el accidente aéreo murieron cinco tripulantes y dos pasajeros. Sus cuerpos fueron recuperados del embalse por equipos de buceo del servicio de emergencias. Las autoridades locales señalaron que no se registraron daños en tierra ni viviendas afectadas, ya que el avión cayó en una zona deshabitada. La aeronave era el último An-22 en servicio, un modelo que llevaba más de 50 años operando y cuya retirada ya había sido anunciada por las Fuerzas Aeroespaciales Rusas.

Investigación militar tras el accidente
En este accidente aéreo, las causas aún no han sido confirmadas, aunque medios locales señalan la posibilidad de fallas técnicas debido a la antigüedad del aparato. El Ministerio de Defensa ruso indicó que el vuelo tenía carácter de prueba después de una reparación reciente. Tras el siniestro, una comisión especializada de las Fuerzas Aeroespaciales se trasladó al lugar para reconstruir lo ocurrido y determinar responsabilidades.
Las autoridades regionales informaron que ningún asentamiento resultó afectado, lo que se consideró un alivio, dado que el avión comenzó a desintegrarse en el aire. La agencia TASS afirmó que las áreas residenciales en Ivánovo quedaron “ilesas”, un dato que evitó que la tragedia fuera aún mayor. Asimismo, se instaló un centro de respuesta emergente para coordinar las labores de búsqueda y análisis en la zona.

El An-22, recordado por su enorme tamaño, fue diseñado para transportar armas, equipos militares y personal a largas distancias. Su construcción data de la era soviética y se convirtió en un ícono de la aviación militar turbohélice del país. Aunque resistió décadas de servicio, expertos habían señalado que su uso era cada vez más riesgoso debido al desgaste acumulado y la disminución de piezas de reemplazo.
Este modelo ya había sufrido incidentes previos debido a su avanzado tiempo de operación. Además, apuntaron que Rusia enfrenta desafíos técnicos para mantener en vuelo aeronaves diseñadas antes de la década de 1980







