
26 de Agosto 2025.- Han pasado más de 14 años desde la trágica tarde en que el Casino Royale se convirtió en el escenario de uno de los ataques más brutales en la historia reciente de México. El 25 de agosto de 2011, un incendio provocado por un grupo armado de Los Zetas cobró la vida de 52 personas, incluyendo a dos mujeres embarazadas, y dejó a 10 heridos. El motivo de este atroz acto fue la negativa de los dueños del casino a pagar una extorsión de 130 mil pesos semanales, un recordatorio sombrío de la violencia del crimen organizado.
A pesar del tiempo transcurrido, la herida sigue abierta para los familiares de las víctimas. La tragedia, calificada por el entonces presidente Felipe Calderón como un acto de terrorismo, fue un evento que sacudió a todo el país. A 14 años del ataque al Casino Royale, la impunidad sigue siendo la norma. Las carpetas de investigación, aunque oficialmente abiertas, permanecen con poco avance y sin resultados tangibles para quienes buscan justicia.
La lucha por la justicia y el olvido oficial
Los familiares de las víctimas han mantenido viva la memoria de sus seres queridos, negándose a que la tragedia caiga en el olvido. Como cada año, se congregaron en la capital regiomontana para colocar una corona fúnebre y encender velas en el lugar del ataque, un acto de resistencia y un recordatorio de que las vidas perdidas no pueden ser olvidadas. La falta de avances en las investigaciones y la nula indemnización son una herida adicional para estas familias.
La impunidad del Casino Royale es una muestra de las fallas del sistema de justicia en México. Las familias han denunciado el poco interés de las autoridades para resolver el caso y encontrar a los responsables. Este olvido institucional contrasta con el recuerdo persistente de quienes sufrieron la pérdida de sus seres amados, que ven cómo la justicia se diluye con el paso del tiempo.
De un lugar de luto a un espacio comercial
El lugar donde se ubicaba el Casino Royale ha cambiado. Hoy, el predio es utilizado por una empresa de productos para el hogar, un intento de borrar la memoria de la tragedia. Este hecho subraya la rapidez con la que el espacio público es reconfigurado para fines comerciales, incluso cuando está manchado por un evento de tal magnitud.
Sin embargo, hay un elemento que se resiste al olvido. Un mural en la banqueta permanece como un testimonio permanente en honor a las víctimas del atentado. Este mural es un espacio de memoria y un punto de referencia para aquellos que se niegan a que la impunidad y el tiempo borren los hechos de ese 25 de agosto. La imagen de las víctimas es un recordatorio de que la ciudad no puede simplemente seguir adelante sin rendir cuentas.
Un problema recurrente: extorsión y crimen organizado
El ataque al Casino Royale no fue un hecho aislado, sino un claro ejemplo de la violencia desatada por el cobro de piso y la extorsión del crimen organizado. La tragedia de Monterrey es un símbolo de cómo la falta de control sobre los grupos criminales puede escalar a niveles de terrorismo, afectando la vida de ciudadanos comunes. Este tipo de violencia no se ha detenido y sigue siendo un problema grave en diversas regiones del país.
El llamado a la acción
La nula respuesta de las autoridades ante el caso del Casino Royale es un llamado a la acción para la sociedad y el gobierno. Se requiere una revisión a fondo de las carpetas de investigación para garantizar que no permanezcan archivadas, y que se haga todo lo posible para llevar a los responsables ante la justicia. La promesa de «no más impunidad» es un compromiso que debe cumplirse en casos tan emblemáticos como este.
La memoria como un acto de justicia
Para las familias, la memoria es el único acto de justicia que les queda. La falta de una reparación integral, tanto económica como moral, subraya la ineficacia del Estado para proteger y apoyar a las víctimas del crimen. La tragedia del Casino Royale debe ser un recordatorio constante de la necesidad de reformar el sistema de justicia y de garantizar que las víctimas nunca más sean abandonadas.