Varios proyectos de ley que avanzan en la Legislatura de Florida podrían permitir acceder pronto a una compensación económica a las víctimas de los abusos físicos y sexuales que tuvieron lugar, entre 1940 y 1975, en el antiguo reformatorio público Dozier.
De aprobarse por el Senado y la Cámara de Representantes, las víctimas del siniestro reformatorio para chicos Arthur G. Dozier for Boys, en la localidad rural de Marianna (noroeste de Florida), recibirán una certificación estatal que reconoce que fueron objeto de abusos físicos, sexuales o psicológicos, por lo que podrían acceder a una compensación económica.
Está previsto que esta tarde un comité de la Cámara baja escuche el proyecto de ley HB 21, mientras que en el Senado avanza otra iniciativa, la SB 24.
Este martes varias víctimas relataron en una sesión en el Senado los horrores que padecieron en el reformatorio Dozier, unas experiencias por las que todavía algunos sufren estados de depresión.
“Esto sucedió en suelo estadounidense, en Florida. Si alguno de ustedes quiere ver cómo se ve el agua hirviendo en un niño, las marcas están aquí”, dijo Ralph Freeman a los legisladores, según recogió el diario The Miami Herald.
Varios supervivientes testificaron sobre el régimen de terror que vivieron en el reformatorio, uno de los capítulos más oscuros del sistema de justicia de menores de Florida, con muertes sospechosas, agresiones sexuales y desaparecidos.
Denunciaron cómo los miembros del personal del centro, por la noche, les arrojaban agua hirviendo o golpeaban con correas de cuero.
Y mencionaron las decenas de niños que entraron en esta escuela de pesadilla y nunca salieron o siguen desaparecidos.
En 2016, tras tres años de excavaciones y trabajos arqueológicos en el antiguo reformatorio, la Universidad del Sur de Florida (USF) examinó la recuperación de restos de chicos hallados en fosas sin marcar en este colegio que estaba ubicado en el Panhandle de Florida.
En el transcurso de la investigación se excavaron 55 tumbas donde se enterró a los chicos que murieron confinados en este reformatorio. Chicos acusados, condenados y presos aquí no solo por “robo y asesinato”, sino también por delitos menores como “ausentismo escolar” o “comportamiento incorregible”.
Esta situación convirtió al reformatorio Dozier, que albergó a niños de hasta 5 años de edad y contaba con una caseta de confinamiento, en el mayor de Estados Unidos, con dos instalaciones segregadas por sexo y raza.
Tan pronto como en 1901 se registran ya casos de “niños encadenados a las paredes con cadenas, palizas”, lo que impulsó al menos seis investigaciones por parte de las autoridades estatales durante los 13 primeros años de funcionamiento.
La documentación del informe final presentado por la USF recogió que la “causa o forma de muerte” de la mayoría de los casos era desconocida. “Enfermedades infecciosas, neumonía, incendios, traumas físicos y ahogamiento” aparecen como las causas más comunes de fallecimiento registradas.
Este siniestro capítulo del sistema judicial de menores en Estados Unidos oculta todavía muchas sombras y la denuncia del oscuro pasado de un lugar donde el castigo arbitrario y abuso, la falta de sanidad, la segregación y el miedo eran moneda común.
Florida se disculpó oficialmente con las víctimas en 2017,cuando ya la escuela había cerrado hacía seis años.
Con información de EFE
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