Si uno lee como un libro cada espacio que adorna los caminos, encontrará en lo que es Paseo de la Reforma una referencia histórica de lo que aconteció en el país hasta la Independencia. En ella encontraremos todos los procesos históricos representados. Al dar una caminata larga por Paseo de la Reforma nos encontraremos con una galería de arte que tiene poco más de 150 años.
En ella teníamos la estatua de Colón para hablar del descubrimiento de América, aunque ya fue removida, la representación de la conquista abanderada por Cuauhtémoc y por supuesto, su sección principal alumbrada por la figura dorada del Ángel de la Independencia.
La famosa estatua de El Caballito adornó el cruce de Juárez, Bucareli y Reforma durante muchos años. Además, casi en cada esquina encontramos esculturas que fueron sugeridas por los gobernadores de los estados para celebrar a los héroes locales que participaron en la Independencia.
La historia del Paseo de la Reforma
Fue una idea del Emperador Maximiliano de Habsburgo, que vivía en el Castillo de Chapultepec y trabajaba en el Palacio Nacional. En aquella época la travesía era larguísima. Tenía que pasar por calles como Francisco I Madero, Juárez Chapultepec y Bucareli hasta llegar al Zócalo.
El camino era tan interminable, que muchas noches se quedaba en el Palacio Nacional, un percance que a Carlota no le parecía porque era ahí donde quedaba de verse con sus múltiples amantes.
También cuenta la leyenda que para que esto no sucediera, Carlota pidió que se hiciera un camino entre el Palacio y el Castillo y así ver cuando se aproximaba la carreta de su esposo.
Se dice que el ingeniero encargado de hacer los planos de Paseo de la Reforma fue un europeo llamado Luis Bola. Originalmente el paseo era mucho más corto y no contaba con ningún puente o glorieta. Tenía dos caminos, uno que se dirigía directo al Castillo de Chapultepec y otro que iba hacia el sur.
Los adornos del Paseo de la Reforma
Fue Sebastián Lerdo de Tejada quien agregó las banquetas en la avenida, mandó a poner árboles y una banca de piedra cada 40 metros. Además, sembraron eucaliptos, sauces y fresnos. En 1900 el ministro de Hacienda Limantour mandó construir las calles aledañas. La construcción del paseo comenzó en 1866 y alcanzó las dimensiones que conocemos hoy, a casi 160 años de de sus primeras obras.
Cuando se inauguró el paseo estaba cerrado a todo tipo de transporte y sólo se permitía que fuera explorado a pie. Cuentan las crónicas que era largo, con algunos árboles a los lados y de un silencio profundo. Además, no había luz eléctrica, por lo que las caminatas se tenían que realizar en la tarde, antes que obscureciera.
Francisco Sosa tuvo la idea que el Paseo de Reforma estuviera dedicado a cantar los triunfos de la Independencia y la república. Actualmente cuenta con 77 estatuas y hay también una serie de copas de la victoria.
Otras curiosidades de la actual Reforma
A lo largo del tiempo, el Paseo de la Reforma ha tenido una multitud de topónimos, entre los que se encuentran los Potreros de la Horca, porque cerca del paseo había literal una orca pública en la que mataban ladrones. También los Ejidos del Caballo y la Calzada del Emperador. Se le bautizó como Calzada Degollado tras la muerte de Maximiliano.
Fue hasta 1972, que durante el mandato de Benito Juárez consiguió su nombre, Reforma, y hoy es una de las avenidas más largas del mundo con una longitud aproximada de 14 kilómetros.
Una zona exclusiva
Los primeros terrenos junto a Reforma fueron comprados por un funcionario corrupto que trabajaba en el ayuntamiento y se enteró que pronto esa zona de la ciudad iba a ponerse de moda. En los primeros días se vendían a 20 pesos el metro.
Poco a poco llegaron las clases altas y se volvió la zona más cara y exclusiva de la ciudad. Las familias más pudientes llegaron y compraron grandes predios para hacer sus villas, entre ellos los distinguidos Escandón.
Ahí, por las calles del Paseo Madero, algunos estudiantes del Colegio Militar comenzaron la lucha de la Revolución durante la dictadura de Porfirio Díaz.
La avenida cuyo objetivo principal era conectar de forma directa la residencia imperial con el centro capitalino, se volvió un lugar de referencia y muy conocido por todos los mexicanos. Se convirtió en un enorme boulevard ostentoso y lleno de adornos de tipo eruopeo. En algún tiempo era tan exclusiva, que no se le permitía el paso a las personas que estuvieran mal vestidas.
Hoy el Paseo de la Reforma con sus 10 glorietas es un referente cultural de la CDMX. Es testigo de las marchas multitudinarias que van hacia el Zócalo Capitalino y no ha perdido sus aires de grandeza, que lo mantienen como un enorme museo al aire libre para todos los chilangos.
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