Antes de hablar de por qué el deshielo del Ártico podría resultar extremadamente peligroso para la humanidad y para el medio ambiente por la liberación de virus letales, primero dejemos claro qué es el permafrost.
¿Qué es el permafrost?
El permafrost es una capa de suelo congelado de forma permanente en regiones muy frías o glaciares del planeta, en este caso, del Ártico.
Hablando de esto, la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA) de Estados Unidos y la Agencia Espacial Europea (ESA) tienen una iniciativa llamada “Desafío ártico de metano y permafrost”, ya que por años y años este suelo congelado ha acumulado toneladas de gases de efecto invernadero que con el calentamiento global serían liberados al medio ambiente.
Como parte de esta iniciativa, se publicó una investigación que señala que además de los gases, el deshielo podría liberar virus y bacterias que afectarían gravemente a la humanidad.
El deshielo del Ártico y los virus letales
La investigación, publicada en septiembre de 2021 en la revista Nature Climate Change, revela que el deshielo del permafrost amenaza con liberar materiales biológicos, químicos e incluso radioactivos que han estado congelados por cientos de miles de años, como virus letales que no conoce la humanidad.
La mayor parte del permafrost del Ártico, que cubre al menos 23 kilómetros cuadrados, tiene hasta un millón de años de edad y en general conforme más profundo es, más antiguo.
Si el calentamiento global sigue al ritmo actual, se estima que para 2100 podrían perderse hasta dos tercios del permafrost cercano a la superficie y esto, a su vez, liberaría dióxido de carbono y metal que provocarían cambios en el paisaje.
Pero las consecuencias podrían ser aún más graves. La degradación del permafrost del Ártico podría liberar bacterias, virus desconocidos, desechos nucleares, radiación y otras sustancias preocupantes.
¿Por qué es preocupante?
La investigación revela que el permafrost profundo, más o menos 3 metros hacia abajo, es uno de los pocos ambientes de la Tierra que no ha estado expuesto a los antibióticos modernos y, estudios recientes, han descubierto más de 100 microorganismos en el permafrost profundo de Siberia que son resistentes a los antibióticos.
Es decir, si se descongelan estas bacterias, virus o contaminantes, podrían crear cepas resistentes a los antibióticos.
Además, en el Ártico también tiene depósitos naturales como arsénico, mercurio y níquel. Eso sin mencionar que durante años, la atmósfera transportó productos químicos como insecticida DDT que se congeló. La liberación de todo esto podría expandirse a todo el planeta con el incremento del nivel del mar.
“Tenemos una comprensión muy pequeña de qué tipo de extremófilos (microbios que viven en muchas condiciones diferentes durante mucho tiempo) tienen el potencial de reaparecer. Estos son microbios que han coevolucionado con cosas como perezosos gigantes o mamuts, y no tenemos idea de lo que podrían hacer cuando se liberan en nuestros ecosistemas“, explicó el investigador principal Kimberley Miner, del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA.
La amenaza de una nueva pandemia
Recientemente, científicos hablaron sobre este tema con el diario británico The Guardian, señalando que la liberación de estos antiguos virus podría desencadenar una nueva pandemia.
Por esta misma razón, expertos han proyectado una red de vigilancia del Ártico para identificar los primeros casos de una posible enfermedad causada por microorganismos del pasado.
“Por el momento, los análisis de las amenazas pandémicas se centran en enfermedades que podrían surgir en las regiones del sur y luego extenderse al norte”, dijo el genetista Jean-Michel Claverie de la Universidad de Aix-Marsella y luego agregó: “Por el contrario, se ha prestado poca atención a un brote que podría surgir en el extremo norte y luego viajar al sur, y creo que eso es un descuido. Hay virus ahí arriba que tienen el potencial de infectar a los humanos y provocar un nuevo brote de enfermedad”.
Algo que respalda la viróloga Marion Koopmans del Centro Médico Erasmus de Rotterdam: “No sabemos qué virus hay en el permafrost, pero creo que existe un riesgo real de que haya uno capaz de desencadenar un brote de enfermedad, por ejemplo una forma antigua de polio. Tenemos que asumir que algo así podría suceder”.
¿Cómo saben que esto podría ocurrir?
Porque en 2014 Jean-Michel Claverie dirigió una investigación con la que científicos aislaron estos antiguos virus en Siberia y demostraron que aún podían infectar organismos unicelulares, a pesar de que habían estado enterrados y congelados en el permafrost durante miles de años.
Además, otras investigaciones de 2023 revelaron que existen varias cepas virales en siete diferentes sitios en Siberia y demostraron que podrían infectar células cultivadas. Sólo para que se den una idea, una de las muestras de virus tenía 48 mil 500 años.
¡Ojo! Claverie explicó que los virus que aislaron sólo podían infectar amebas y no representaban ningún riesgo para los humanos… Sin embargo, eso no significa que otros virus congelados en el permafrost no puedan provocar terribles enfermedades en las personas.
En fin; el científico concluye que el calentamiento global que está provocando el deshielo en el Ártico, igual ha causado que incrementen las operaciones mineras con las que se abrirán enormes agujeros en las profundidades del permafrost para extraer petróleo y minerales.
“Esas operaciones liberarán grandes cantidades de patógenos que aún prosperan allí. Los mineros entrarán y respirarán los virus. Los efectos podrían ser calamitosos”.
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