Eterno por siempre, David Bowie. Pocas figuras como la del músico inglés se respetan tanto dentro de la industria musical. Y no es para menos: nos dejó tantos discos, canciones, estilos musicales y visuales, mismos que componen su infinito legado y siguen impregnándose –en mayor o menor medida– en la obra de otros artistas.
Precisamente, una de esas canciones de las que hablamos es “Let’s Dance”, tema que marcó en su momento un antes y un después en las aspiraciones artísticas del Duque Blanco de la música.
Y no nos malentiendan; hay tanto material del británico con el que fácilmente explicaríamos su virtuosismo y valor artístico, pero hoy es momento de hablar de la rola que terminó por confirmarlo como un ídolo pop hacia los 80.
Con todo el genio musical que tenía en la palma de su mano, Bowie estaba listo para reclutar a otro grande nombre como el de Nile Rodgers, con quienes armó este estupendo track que a día de hoy nos sigue moviendo cuando de bailar se trata…. Ahora que si eres más clavado de Bowie, aquí te dejamos una lista cool con canciones suyas no tan conocidas pero igualmente geniales.
David Bowie y los cambios en los 80
La década de los 80 debe ser sin duda una de las épocas más fructíferas para la industria musical. El boom de las grandes estrellas de pop se comenzaba a gestar con fuerza y, por supuesto, David Bowie estaba preparado para alzarse entre esas estrellas.
El músico de Brixton ya tenía un recorrido demasiado importante detrás suyo, cimentado en su obra cercana al rock más experimental y un tanto glam de finales de los 60 que se extendió en gran parte de los 70. Pero él, sin duda un artista total, estaba preparado para decirle a los 80 que su nueva metamorfosis allanaba el camino a un éxito sin precedentes.
De hecho, hubo muchas cosas en ese cambio. Una de las más significativas sería la firma en 1983 con EMI en Estados Unidos, disquera con la que oficialmente se alejaba de RCA Records y de su viejo colaborador, el productor Tony Visconti. Seguramente una decisión complicada… pero no había marcha atrás.
De acuerdo con Rolling Stone, Bowie se fue de vacaciones en el 1982 con una buena cantidad de discos de artistas como James Brown, Buddy Guy, Albert King y Little Richard, exponentes todos ellos del funk y el R&B de la época. “Me pregunté, ¿por qué elegí esta música para escuchar? Es música que no provoca tensión y por el contrario, causa una sensación de placer y felicidad. Hay entusiasmo y optimismo en esas canciones”, dijo en su regreso a su estudio en Suiza.
Mostrándole la canción a Nile Rodgers
David Bowie no dudó un segundo en quién quería como su próximo productor. El hambre artística del reconocido Starman quería explorar nuevos terrenos, tal vez uno más comercial. Y que mejor que proponerse con uno de los músicos y productores más importantes de la época como lo era Nile Rodgers.
Para que se den un idea, el guitarrista venía de hacer hits para Diana Ross y tras su tiempo con Bowie, sería el encargado del éxito de Madonna con Like A Virgin. Es decir, tener a Rodgers en su equipo era una buena garantía.
Entonces, luego de conocerse en Nueva York durante 1982, comenzaron las sesiones de grabación esta vez con un equipo de músicos renovado básicamente contratados por Nile, quien también hizo lo propio en el estudio. Dicen por ahí, Bowie no tocó un solo instrumento (o al menos no lo hizo como parte de un track) en toda la producción. Pero sin duda lo mejor estaba por venir por parte del propio David.
Según recuerda Rodgers en una entrevista con The Telegraph, Bowie se le acercó un día y le dijo “Nile, cariño, creo que esto es un éxito” al tiempo que comenzó a rasguear una melodía en su guitarra de doce cuerdas. Eran los primeros resquicios de “Let’s Dance”, una melodía que en su primera forma a Rodgers le pareció muy folk como para que hablara sobre baile.
“Vengo de la música dance. No puedes llamar a esa cosa que acabas de tocar ‘Let’s Dance’”, dijo un desencajado Nile a Bowie. Entonces con algunos efectos, subiendo tonalidades, invirtiendo acordes y modificando rasgueos, aquella primera muestra ‘folk’ de Bowie, de mano suya junto a Rodgers, se convirtió en lo que hoy conocemos como esa rolita que nos invita a ponernos los zapatos rojos y bailar el blues.
De hecho, en 2018, dos años después del fallecimiento de Bowie y 35 tras su lanzamiento original, el afamado guitarrista de funk mostró al mundo una de las primeras maquetas de la canción. “Cambió mi vida, cambió la vida de David, y terminamos trabajando juntos en otros cinco proyectos durante el los próximos cinco años”, recapitula Nile en declaraciones recogidas por Open Culture. Acá abajo te dejamos el demo.
La importancia de “Let’s Dance” de David Bowie
A aquel esfuerzo también se unió Stevie Ray Vaughan, guitarrista que David Bowie había visto actuar en el Festival de Jazz de Montreux. Impresionado por su talento, el inglés invitó al músico a que participara en las sesiones de grabación de su nuevo disco. “Le agregó un espíritu de blues a nuestro sonido europeo”, comentó en alguna ocasión el británico sobre la colaboración con Stevie.
Desde luego, “Let’s Dance” fue la canción que encabezó el lanzamiento del disco homónimo en 1983. Dicho material, en el que también hallamos otras enormes composiciones como “China Girl” y “Modern Love”, le valió a David Bowie una nominación al Mejor Disco del Año en los Grammy de 1984. Esta distinción finalmente terminó en las manos de Michael Jackson con Thriller.
Aún así, debemos decir que David Bowie le entregó al mundo un disco para la posteridad. De la misma manera, sus canciones –en especial la que le da el nombre al álbum– siguen sonando fuerte y nos mantienen bailando con esa textura funky-disco que Bowie supo acuñar de maravilla. Qué grande eres, David Bowie.
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