
21 de Diciembre del 2025.- El gobierno de la República Popular Democrática de Corea ha lanzado una seria advertencia internacional tras conocerse las intenciones de ciertos sectores políticos en Tokio. Según un alto funcionario del Instituto de Estudios Japoneses, el mundo debe evitar a toda costa que el país vecino logre poseer armas nucleares, pues esto representaría una amenaza sin precedentes para la paz global. Para las autoridades norcoreanas, cualquier movimiento en este sentido no es un simple error diplomático, sino una estrategia calculada para romper con décadas de políticas pacíficas y desatar un desastre de proporciones catastróficas.
Esta fuerte reacción surge a raíz de los informes que vinculan a la primera ministra japonesa, Sanae Takaichi, con una posible revisión del estatus no nuclear de su nación. Desde los años sesenta, Japón ha mantenido una postura firme de no fabricar ni permitir la entrada de equipo atómico en su territorio, una regla que ahora parece estar bajo la lupa. Pionyang asegura que la intención de obtener armamento atómico por parte de Tokio es una ambición antigua que ahora sale a la luz, desafiando directamente su propia Constitución y los acuerdos internacionales vigentes desde hace más de medio siglo.
La supuesta estrategia secreta de Japón
El comunicado difundido por la agencia estatal KCNA señala que la comunidad internacional sospecha que Japón ha trabajado en secreto desde la Segunda Guerra Mundial para mantener viva su capacidad tecnológica. Según esta versión, el país ya cuenta con las bases técnicas necesarias y solo falta una decisión política definitiva para que decidan desarrollar bombas nucleares de forma oficial. Esta capacidad técnica, sumada al contexto geopolítico actual, ha encendido las alarmas en Corea del Norte, que ve en su vecino un riesgo inminente para la estabilidad de toda la región asiática.
Además, se acusa a las autoridades japonesas de utilizar el actual conflicto en Ucrania como una excusa perfecta para acelerar sus planes de defensa y militarización. El gobierno norcoreano sostiene que Tokio busca excusas externas para justificar su deseo de adquirir armamento atómico y presionar por el despliegue de tecnología estadounidense en suelo nipón. Estas acciones son vistas como un intento de normalizar la presencia de armas de destrucción masiva ante los ojos de su propia población y de los países vecinos que vigilan sus movimientos.
Consecuencias para la región asiática
La advertencia de Pionyang no se limita solo a la crítica diplomática, sino que anticipa un escenario de «horrible catástrofe» si el equilibrio se rompe. Aseguran que la intención de hacerse con armas nucleares por parte de lo que llaman un «Estado criminal de guerra» obligará a la humanidad a enfrentar un desastre de dimensiones humanas y ambientales imposibles de calcular. Por ello, hacen un llamado a las naciones que aman la paz para que detengan lo que consideran un avance peligroso respaldado por las potencias occidentales.
En la misma línea, se criticó el interés japonés por integrarse a pactos de defensa como el AUKUS o por buscar submarinos de propulsión nuclear, siguiendo los pasos de otros aliados en la región. Para Pionyang, estos pasos demuestran que el camino para fabricar armas nucleares está siendo pavimentado de manera gradual pero constante. La retórica norcoreana es clara: permitir que Japón cambie su política de defensa actual es abrir la puerta a una carrera armamentista que nadie podrá detener una vez que haya comenzado formalmente.






