18 de Diciembre del 2025.- El Departamento de Estado de los Estados Unidos, a través de su Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental, ha lanzado una advertencia muy clara sobre la actual crisis postelectoral en Honduras. El gobierno estadounidense exige que el Consejo Nacional Electoral comience sin más demoras el escrutinio especial para dar validez a los votos de los ciudadanos. Esta presión internacional surge ante la falta de resultados oficiales tras las elecciones generales realizadas hace ya más de dos semanas.
La administración de Washington utilizó sus canales oficiales para señalar que cualquier intento de interrumpir el orden público o frenar el trabajo del ente electoral traerá repercusiones serias. Esta postura busca frenar la escalada de violencia y las movilizaciones que han paralizado diversas zonas del país debido a la crisis postelectoral en Honduras. Según el comunicado, es vital que se respete la voluntad de los más de tres millones de hondureños que acudieron a las urnas.
La violencia en las calles escala la tensión política
El ambiente en Tegucigalpa se ha vuelto sumamente peligroso debido a los enfrentamientos entre manifestantes y las fuerzas del orden. Recientemente, la Policía Nacional tuvo que utilizar cañones de agua para dispersar a simpatizantes del partido oficialista que bloqueaban centros de resguardo electoral. Estos incidentes son una muestra clara de cómo la crisis postelectoral en Honduras está afectando la paz social y la integridad física de la población civil.
Los reportes médicos y policiales confirman que estos choques dejaron al menos ocho personas heridas y quince ciudadanos detenidos durante los operativos. Estos hechos han generado una ola de críticas tanto internas como externas, poniendo en duda la capacidad de las instituciones para manejar la situación. La demora en el conteo de votos es señalada como el principal detonante de este descontento que alimenta la crisis postelectoral en Honduras.
El papel del gobierno y la incertidumbre en los resultados
Por su parte, la presidenta Xiomara Castro tomó medidas drásticas al separar de sus cargos a los jefes policiales responsables del uso de la fuerza contra los manifestantes. La mandataria ha sido enfática al declarar que su administración no permitirá actos de represión, mientras denuncia lo que ella denomina un intento de golpe electoral. Esta división de opiniones dentro del mismo Estado complica aún más la resolución de la crisis postelectoral en Honduras.
Actualmente, el país se encuentra dividido y a la expectativa de quién será el próximo gobernante, pues la disputa entre Nasry Asfura y Salvador Nasralla es sumamente cerrada. Ninguno de los bandos parece dispuesto a ceder terreno sin un conteo transparente, lo que mantiene viva la crisis postelectoral en Honduras. La falta de una cifra definitiva por parte del Consejo Nacional Electoral solo genera más desconfianza entre los votantes y los partidos políticos.
