
Reporteros Sin Fronteras (RSF) ha encendido las alarmas a nivel mundial con su más reciente informe, el cual revela que México atraviesa su año más mortífero para la prensa. La escalofriante cifra de nueve periodistas asesinados en 2025 subraya una crisis de seguridad que no da tregua al gremio. El organismo internacional advierte con contundencia que “los periodistas no mueren, los asesinan”, señalando la naturaleza violenta y deliberada de los ataques contra la libertad de expresión en el país.
Este sombrío balance ha posicionado nuevamente a México como el segundo país más peligroso del mundo para ejercer el periodismo, solo superado por zonas de conflicto armado. A nivel global, el informe detalla que 67 comunicadores fueron asesinados en los últimos 12 meses, siendo el crimen organizado y los conflictos armados las principales causas de estas tragedias. La impunidad con la que operan los agresores en México perpetúa este ciclo de violencia.
Desapariciones y Secuestros: La Doble Amenaza


El informe de RSF no solo se enfoca en los asesinatos de periodistas, sino que también pone énfasis en otra grave problemática: la desaparición forzada. La organización señala que en México, la desaparición de periodistas es “especialmente frecuente”. Hasta el 1 de diciembre de 2025, se contabilizaron 28 comunicadores en calidad de desaparecidos, una cifra que refleja un terror sistemático contra quienes buscan informar a la sociedad.
La amenaza de los asesinatos y las desapariciones se complementa con la alerta por secuestros. A nivel mundial, 20 periodistas permanecen en condición de secuestro, mientras que México contribuye a esta cifra con un caso. Aunque el número de secuestros es menor al de las desapariciones, ambas tácticas buscan silenciar a la prensa mediante el miedo y la intimidación. Estos datos confirman la urgente necesidad de implementar medidas de protección más efectivas.
La violencia contra la prensa en México, reflejada en los nueve periodistas asesinados en 2025, tiene un marcado patrón: muchos de los comunicadores asesinados eran periodistas locales, que cubrían temas sensibles como política, corrupción o seguridad en estados con alta incidencia del crimen organizado. El hecho de que la mayoría de los asesinatos y desapariciones ocurran en el ámbito local demuestra que los agresores buscan eliminar a quienes son testigos directos de los abusos de poder y la impunidad en sus comunidades. El mecanismo federal de protección a periodistas, si bien existe, ha demostrado ser insuficiente para contener la ola de violencia que se extiende a lo largo del territorio nacional, obligando a RSF a insistir en que los periodistas son asesinados por ejercer su derecho a informar.







