5 DE DICIEMBRE DEL 2025 – INTERNACIONAL. El Mundial de 2026, coorganizado por Estados Unidos, México y Canadá, está adquiriendo un marcado carácter político incluso antes de su inicio. La razón principal es la estrecha y pública relación entre el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, y el presidente estadounidense, Donald Trump, una alianza que, según los críticos, amenaza seriamente el compromiso de la FIFA con la neutralidad política. La ceremonia de sorteo, que tendrá lugar en el Kennedy Center de Washington, ha sido planificada con Trump como figura central, lo que subraya el riesgo de que el torneo sea utilizado como una plataforma de propaganda política.
La injerencia de Trump en el evento ha sido visiblemente marcada por su presencia en la ceremonia, junto a los líderes de México, Claudia Sheinbaum, y Canadá, Mark Carney. Sin embargo, los preparativos van más allá de una simple asistencia de un jefe de Estado. Se ha contratado al grupo Village People para interpretar YMCA, una canción asociada a los mítines de Trump. Además, rompiendo con la tradición, la ceremonia incluirá la entrega de un nuevo Premio Nobel de la Paz de la FIFA, y se rumorea que el galardonado será el propio Trump, un gesto que resalta la alianza forjada entre él e Infantino.
Un Premio Nobel de la FIFA para la Política
El anuncio de Infantino sobre este nuevo premio y la nominación tácita de Trump ha avivado la controversia. El presidente de la FIFA había elogiado públicamente a Trump por su contribución al alto el fuego entre Israel y Gaza, y sus políticas. Para los críticos, estas acciones y el posible otorgamiento del premio Nobel de la FIFA no solo contravienen los estatutos del organismo que exigen neutralidad política, sino que también envían el mensaje de que la FIFA se está alineando con el movimiento Make America Great Again (MAGA). Se cuestiona si es apropiado que el organismo rector del fútbol mundial se asocie tan íntimamente con un líder cuya retórica ha sido criticada por ser divisiva, incluyendo comentarios despectivos recientes hacia los migrantes.
La relación entre Trump e Infantino se ha ido consolidando con el tiempo, con apariciones conjuntas en eventos fuera del ámbito deportivo, como el Foro Económico de Davos y la firma de los Acuerdos de Abraham. La FIFA ha celebrado formalmente esta estrecha amistad, con Infantino insistiendo en que es necesaria dada la importancia de que Estados Unidos sea anfitrión de la Copa del Mundial. Sin embargo, esta cercanía contrasta fuertemente con la afirmación previa de Infantino, en 2018, de que «la política debe mantenerse al margen del fútbol y el fútbol debe mantenerse al margen de la política», intensificando el escrutinio sobre la neutralidad política del organismo.
La controversia sobre la neutralidad política de la FIFA se exacerba con las políticas migratorias de Estados Unidos, que podrían impactar directamente al Mundial. En junio, la Casa Blanca impuso restricciones migratorias totales o parciales a 19 países, muchos de ellos de África, Medio Oriente y el Caribe, citando preocupaciones de seguridad. Aunque la orden ejecutiva exime a los atletas y al cuerpo técnico de las selecciones clasificadas (como Irán y Haití), los aficionados de estos países podrían verse afectados. La FIFA se ha comprometido a un torneo «acogedor y unificador», pero la falta de garantías migratorias y la posibilidad de redadas de ICE contra migrantes indocumentados, incluso en las ciudades sede, ponen en duda la capacidad de la FIFA para cumplir con su promesa de un torneo libre de abusos contra los derechos humanos.
Riesgos de Propaganda y Derechos Humanos
Organizaciones de defensa de los derechos humanos como Human Rights Watch (HRW) han levantado alarmas, afirmando que el Mundial corre un peligro creciente de ser utilizado como arma para fines autoritarios y que el sorteo se llevará a cabo en un contexto de detenciones violentas de inmigrantes. La neutralidad política de la FIFA es cuestionada no solo por la relación con Trump, sino también por el silencio o la inacción ante las políticas que afectan a los futuros asistentes. Trump incluso ha sugerido que podría retirar partidos de ciudades anfitrionas gobernadas por demócratas si le preocupa la seguridad, lo que, aunque logísticamente incierto, genera una incertidumbre adicional sobre la estabilidad y la imparcialidad del evento.
Beneficios Mutuos y el Impacto Económico
