
5 DE DICIEMBRE DEL 2025 – INTERNACIONAL. El discurso del expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, en contra de la inmigración ha alcanzado niveles de agresividad sin precedentes, enfocándose ahora en insultar y descalificar a inmigrantes provenientes de países en desarrollo, a los que llamó «basura». Declaraciones como «Son basura… Nuestro país está en un parteaguas… y procederíamos por el equivocado si continuamos dejando ingresar basura a Estados Unidos» fueron emitidas por Trump refiriéndose, en este caso, a personas de Somalia y otras naciones pobres. Esta retórica ha sido una constante en su carrera política, aunque la intensidad y el lenguaje peyorativo se han escalado notablemente en sus intervenciones recientes.
Los ataques verbales recientes se concentraron específicamente en la comunidad somalí que reside en Minnesota. El martes, Trump afirmó: “No los quiero aquí… Su país apesta y no los aceptamos en nuestra nación”, e incluso dirigió sus insultos hacia la diputada federal demócrata Ilhan Omar –una refugiada somalí– al llamarla a ella y a sus amigos «basura». Al día siguiente, el miércoles, la escalada de retórica continuó, acusando a los somalíes de «sacar miles de millones de dólares» de Estados Unidos y declarando que la legisladora «no debería ser legisladora… debería ser sacada de nuestro territorio».
Ofensiva Gubernamental y Acusaciones de Destrucción
Trump insistió en su argumento de que «esa gente ha destruido Minesota… Es un hoyo del infierno ahora y los somalíes deberían ser sacados de ahí, han destruido nuestro país». Es fundamental notar que el mandatario ha ignorado consistentemente el hecho de que una gran parte de esta comunidad está integrada por ciudadanos estadounidenses con todos sus derechos. En paralelo a esta escalada retórica, el gobierno federal de Trump anunció el inicio de nuevos operativos antimigrantes en Minneapolis, la ciudad principal de Minnesota, así como en Nueva Orleans, alineando la acción gubernamental con el tono agresivo del discurso presidencial.
Llamado a la Prohibición Total
La ofensiva verbal se vio respaldada por figuras de su administración. La secretaria de Seguridad Interna, Kristi Noem, cuyo ministerio gestiona las fuerzas federales de migración, difundió un mensaje en redes sociales en el que reportó haberse reunido con el presidente. En su publicación, recomendó una «prohibición plena de viajes sobre cada maldito país que ha estado inundando a Estados Unidos con matones, sanguijuelas y adictos a las asistencias». Con este lenguaje cargado de desprecio, enfatizó que «NO LOS QUEREMOS. NI UNO SOLO», contribuyendo a la escalada del ambiente antimigrante.
Este endurecimiento en la retórica de Trump y su administración no solo se limita a insultos, sino que busca justificar políticas migratorias extremas bajo una falsa premisa de seguridad nacional. Una semana antes, el jefe de la Casa Blanca ya había declarado que “la carga de los refugiados es la causa principal de la disfunción social en Estados Unidos: escuelas fracasadas, alto nivel de crimen, decadencia urbana, hospitales abrumados, carencia de vivienda y grandes déficits”, culpándolos de todos los males sociales. Este patrón de culpar a los inmigrantes de manera indiscriminada se escala y repite. Por ejemplo, después de un tiroteo perpetrado por un refugiado afgano (quien había colaborado con la CIA), Trump anunció inmediatamente la “pausa permanente a toda inmigración desde países del tercer mundo”, y advirtió sobre la expulsión de “cualquiera que no sea un beneficio neto para Estados Unidos”, mostrando una rápida y desproporcionada reacción punitiva.







