
4 DICIEMBRE 2025-INTERNACIONAL- El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, recibirá a los líderes del Congo y Ruanda para formalizar un pacto destinado a frenar el conflicto armado en el este congoleño y abrir nuevas oportunidades económicas en la región. La Casa Blanca calificó este entendimiento como “histórico”, asegurando que representa un avance en las negociaciones que Estados Unidos, la Unión Africana y Qatar han impulsado durante meses.
La nación centroafricana lleva décadas enfrentando más de 100 grupos armados que operan en su territorio, siendo el M23 el más poderoso y con respaldo de Ruanda. El avance rebelde sobre ciudades clave como Goma y Bukavu intensificó la crisis humanitaria, que ya es una de las más graves del mundo, con millones de desplazados. A pesar del anuncio de Washington, los enfrentamientos continúan en diferentes zonas, lo que para muchos congoleños pone en duda que el pacto tenga un efecto inmediato.

Un acuerdo de paz bajo presión internacional
Analistas internacionales coinciden en que el acuerdo difícilmente traerá estabilidad inmediata. El Congo y el M23 ya habían firmado un pacto previo, pero las hostilidades no se han detenido. Habitantes como Amani Chibalonza Edith, de Goma, expresan que no puede hablarse de paz mientras las líneas de combate sigan activas. La población, todavía bajo control rebelde en varios puntos, enfrenta incertidumbre constante, falta de servicios básicos y una economía paralizada.
El pacto también establece un Marco de Integración Económica Regional para definir las condiciones comerciales entre Estados Unidos, Congo y Ruanda. Washington busca reducir su dependencia de China en la compra de minerales de tierras raras, esenciales para fabricar desde teléfonos móviles hasta aviones de combate. Con China dominando cerca del 70% de la minería mundial y el 90% del procesamiento, Estados Unidos ve en el Congo una alternativa estratégica. A cambio, el gobierno norteamericano ofrece apoyo en seguridad y proyectos de desarrollo.

Se espera que Trump sostenga reuniones privadas con ambos líderes antes de las conversaciones trilaterales y la firma oficial, programada en el Instituto de la Paz en Washington. Varios líderes africanos asistirán al evento, así como representantes empresariales convocados por la Cámara de Comercio de Estados Unidos. Las delegaciones africanas buscan nuevas inversiones que permitan reconstruir infraestructura y reactivar sus economías. Según Yolande Makolo, asesora de Kagame, la prioridad será atraer proyectos que generen empleo y reduzcan la dependencia de ayuda internacional.
En paralelo, los enfrentamientos continúan en el este del Congo. En localidades de Kivu del Sur, miles de personas han tenido que huir por el recrudecimiento de los combates. Tanto el M23 como el ejército congoleño acusan al otro de incumplir el alto el fuego pactado. Los recortes en la ayuda humanitaria de Estados Unidos han complicado aún más la situación, dejando a comunidades enteras sin alimentos, servicios médicos ni refugio. Goma, que antes era un centro humanitario regional, sigue con su aeropuerto cerrado y servicios bancarios sin reanudar.
Tanto Congo como Ruanda consideran que la participación estadounidense podría ser la clave para contener la violencia. Makolo señaló que la región necesita atención constante de Washington para sostener cualquier avance. Aseguró que nadie en la zona cree que el conflicto terminará de inmediato, pero confían en que este sea el primer paso para estabilizar las fronteras.








