
6 DE DICIEMBRE DEL 2025 – INTERNACIONAL. El vasto desierto costero de Perú, que se extiende a lo largo del Pacífico y las elevaciones andinas, ha experimentado una transformación radical en las últimas décadas. Regiones históricamente áridas como Ica, donde antes solo había polvo y mar, se han convertido en extensos campos de cultivos de frutas no tradicionales, como arándanos, espárragos, mangos y aguacates. Esta franja se ha erigido en el epicentro de una pujante industria agroexportadora, impulsada por profundas reformas liberalizadoras en la década de 1990. Las exportaciones agrícolas peruanas han crecido a un promedio anual del 11% entre 2010 y 2024, alcanzando un récord de US$9.185 millones en 2024.
La Innovación Técnica Detrás del Éxito Agroexportador
La transformación de los desiertos peruanos en fértiles campos de cultivo no fue solo resultado de nuevas leyes; requirió una innovación técnica significativa para superar la escasez de agua. La inversión privada de grandes agricultores, más dispuestos a tomar riesgos, fue clave para introducir tecnologías como el riego por goteo y desarrollar proyectos de riego a gran escala. Esta solución permitió a Perú explotar las condiciones climáticas únicas del desierto costero, que los expertos describen como un «invernadero natural».
La capacidad de hacer productiva una tierra tradicionalmente no agrícola, sumada a las innovaciones genéticas (como el desarrollo del arándano local), amplió la superficie cultivable de Perú en cerca de un 30%. Este aumento sorprendente cimentó al país como el mayor exportador mundial de uvas de mesa y arándanos. La agroexportación permite a Perú producir a gran escala en las estaciones en que escasean los cultivos en el Hemisferio Norte, consolidándolo como proveedor principal de mercados clave como Estados Unidos, Europa y China.
Consecuencias y Desafíos del Boom Agroexportador
El boom agroexportador ha generado un impacto ambivalente. Sus defensores señalan los beneficios económicos directos, pues las exportaciones agrícolas representaron un 4.6% del Producto Interno Bruto (PIB) peruano en 2024. El estudio del economista César Huaroto encontró que la industria ha actuado como un dinamizador al incrementar el empleo de calidad y los ingresos promedios de los trabajadores en zonas donde predominaba la informalidad. Sin embargo, los críticos advierten sobre los altos costes medioambientales y el desplazamiento de la agricultura tradicional.

Un impacto sociológico notable del boom agroexportador ha sido el cambio en la estructura social y de la propiedad rural. El aumento de los salarios en la gran agroindustria ha hecho que a los pequeños agricultores independientes les resulte más caro encontrar trabajadores y más difícil acceder al agua que necesitan. Esta presión ha llevado a muchos pequeños propietarios a vender sus campos a las grandes compañías, arrinconando las formas tradicionales de trabajar el campo. Aunque la agroindustria genera empleos que benefician a las familias de los pequeños agricultores, este cambio en la tenencia de la tierra plantea serias preguntas sobre la equidad y el futuro de la agricultura familiar en el Perú costero.







