
3 DICIEMBRE 2025-INTERNACIONAL- El presidente estadounidense Donald Trump volvió a desatar polémica al llamar “basura” a los inmigrantes somalíes y asegurar que no los quiere en Estados Unidos, declaraciones que hizo frente a la prensa durante una reunión de gabinete. El mandatario afirmó que los migrantes de ese país deberían “volver al lugar de donde vinieron” y que Somalia “no es un país bueno por una razón”.
Trump insistió en que Estados Unidos irá “por mal camino” si sigue recibiendo lo que calificó como “inmigración” no deseada, reforzando su postura contra comunidades que, desde hace décadas, han encontrado refugio legal en territorio estadounidense. Sus palabras, ampliamente criticadas, surgieron mientras se filtraba información de que el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) planea una operación focalizada en migrantes somalíes indocumentados, lo que líderes locales consideran una medida exagerada e injusta.
En Minnesota, especialmente en Minneapolis y St. Paul —conocidas como las Twin Cities— viven cerca de 80 mil personas de origen somalí. Es la comunidad somalí más grande de Estados Unidos y una de las más consolidadas del mundo. Los residentes han expresado preocupación por el tono del gobierno federal, pues consideran que criminaliza injustamente a su población. El malestar creció después de que Trump anunció la posible eliminación del Estatus de Protección Temporal (TPS), vigente desde 1991, una medida que afectaría a cientos de familias que han vivido legalmente en el país por décadas.

Durante la reunión televisada del gabinete, Trump dijo abiertamente que no le importa ser “políticamente incorrecto” y reiteró que no quiere a los somalíes en Estados Unidos. Incluso aseguró que Somalia “apenas es un país” y que su población “solo se dedica a matarse entre ellos”, comentarios que han sido calificados como profundamente discriminatorios. También aprovechó el momento para atacar a la congresista Ilhan Omar, de origen somalí, a quien acusó de “odiar a todo el mundo” y calificó como “incompetente”. Omar respondió que la “obsesión” de Trump con ella es “espeluznante”.
Mientras crece la tensión nacional, la administración estadounidense ha asegurado que el operativo del ICE no persigue motivaciones raciales. Funcionarios federales insistieron en que la agencia simplemente hace cumplir la ley migratoria. Sin embargo, líderes locales, como el alcalde de Minneapolis, Jacob Frey, consideran que este tipo de operativos violan el debido proceso y dañan la confianza entre la comunidad y las autoridades. Por su parte, la senadora estatal Zaynab Mohamed recordó que “casi todos” los somalíes del estado son ciudadanos estadounidenses, por lo que el operativo sería, en sus palabras, “innecesario e injusto”.

La presión política también es notable. El gobernador de Minnesota, Tim Walz, aliado de Kamala Harris, acusó al gobierno federal de usar el tema migratorio como espectáculo mediático y no como una solución real a los problemas de seguridad pública. El propio Trump ha vinculado sus recientes medidas antimigratorias con un tiroteo en Washington D. C., donde un afgano —que ingresó legalmente al país en un programa de apoyo— asesinó a una integrante de la Guardia Nacional. Sin embargo, el mandatario no relacionó este caso directamente con la comunidad somalí, pese a utilizarlo como argumento para endurecer su discurso.








