
Un hombre de Massachusetts, identificado como Brian Walshe, enfrenta un juicio por asesinato en primer grado, luego de que fiscales revelaran que —tras la desaparición de su esposa— él buscó en internet instrucciones sobre “cómo deshacerse de un cuerpo”.
La víctima, Ana Walshe, agente inmobiliaria originaria de Serbia, fue vista por última vez en la madrugada del 1 de enero de 2023, después de una cena de Año Nuevo en su hogar. Desde entonces, su desaparición provocó una extensa investigación.
Según la acusación, en los días posteriores a la desaparición, Brian Walshe realizó múltiples búsquedas desde dispositivos electrónicos del hogar: frases como “mejor manera de deshacerse de un cuerpo”, “ cuánto tiempo tarda un cadáver en oler”, “cómo limpiar sangre con lejía o peróxido”, así como opciones para desechar partes del cuerpo. Esa actividad en línea —junto con otras pruebas físicas— ha sido presentada como indicio clave de su implicación.
Además, investigadores afirman que cámaras de vigilancia captaron a un hombre con rasgos similares al de Walshe arrojando bolsas pesadas a un contenedor cercano. En esas bolsas se habría descartado ropa, artículos personales de Ana, y herramientas que luego resultaron con ADN coincidente con la víctima.
La defensa, por su parte, sostiene que se trató de una muerte súbita, no de un homicidio, y que las búsquedas en línea respondieron al pánico tras el fallecimiento inesperado. Aseguran que todo fue una tragedia inesperada y piden evitar prejuzgar hasta que se presenten todas las pruebas.
No obstante, los fiscales insisten en que la acumulación de evidencias —búsquedas en la web, objetos con ADN, testigos de traslado de bolsas, seguro de vida con Walshe como beneficiario— apuntan a un plan intencional para ocultar el crimen.
El caso ha desatado conmoción mediática, pues la esposa jamás fue hallada, y la incertidumbre pesa sobre los tres hijos de la pareja, quienes quedaron bajo custodia estatal. La acusación detalla que el ocultamiento y la desaparición podrían configurarse no sólo como asesinato, sino también como manipulación de pruebas.
El juicio avanza, y la comunidad sigue pendiente del veredicto: muchos reclaman justicia para Ana, alertas sobre violencia doméstica y reflexión sobre el uso de internet en la ocultación de crímenes. Mientras tanto, el caso se mantiene bajo la lupa pública, y la pregunta persiste: ¿fue un trágico accidente o un homicidio planeado?







