2 DICIEMBRE 2025-INTERNACIONAL- La nueva evaluación del Instituto Europeo de la Igualdad de Género revela un dato inquietante: alcanzar la plena igualdad de género en la Unión Europea tomará al menos 50 años. El índice anual otorgó a la UE una puntuación de 63.4 sobre 100, evidenciando que, a pesar de avances puntuales, el progreso es insuficiente. Los datos muestran que las mujeres apenas ganan el 77% del salario anual que reciben los hombres, lo que equivale a perder tres meses y medio de ingresos cada año, un fenómeno que el organismo denomina “trimestre fantasma”.
La medición abarca siete áreas fundamentales: poder, dinero, conocimiento, trabajo, tiempo, salud y violencia, además de un apartado adicional sobre desigualdades entrecruzadas. En sectores como el trabajo doméstico y de cuidados, las mujeres siguen cargando con la mayor parte de las responsabilidades. Esto limita su acceso al ocio, a la vida pública y sobre todo a puestos de liderazgo, donde la presencia femenina continúa siendo reducida. El EIGE advierte que, si bien hay más mujeres estudiando carreras universitarias, estas se concentran en sectores menos valorados económicamente, lo que perpetúa las brechas laborales.
El informe también evidencia que el mayor motor de mejora desde 2020 ha sido el ámbito del poder, aunque sigue siendo el de menor puntaje general. La desigualdad se mantiene en espacios políticos, económicos y sociales, afectando la representación femenina en decisiones clave. Para el EIGE, el desafío sigue siendo garantizar oportunidades reales y no solo avances sobre el papel. La directora del organismo lo resume así: “Las mujeres trabajan gratis el equivalente a un trimestre cada año”.
En el caso de Grecia, el retroceso es evidente. Con una puntuación de 57 puntos sobre 100, el país se ubica en el puesto 22 de la UE. Aunque presenta mejoras en áreas como el poder político y económico, continúa rezagado en trabajo, salud y, especialmente, en tiempo. Las mujeres griegas cargan con una de las mayores brechas de tareas domésticas de toda Europa. El índice muestra que el 65% realiza labores del hogar diariamente, frente al 28% de los hombres, una diferencia que repercute directamente en su participación laboral y oportunidades de crecimiento.
Chipre, por su parte, ocupa el último lugar del índice general, con un retroceso significativo en materia de igualdad de género, especialmente en autonomía económica. La disparidad salarial y el acceso limitado a empleos bien remunerados continúa marcando la realidad de las mujeres chipriotas, quienes enfrentan obstáculos aún mayores en comparación con sus congéneres en otras naciones europeas.
Otro aspecto alarmante es la violencia contra las mujeres. El índice señala que el 31% ha sufrido agresiones físicas o sexuales en su vida adulta. Y aunque existe un apartado que estudia este fenómeno, la mayoría de los casos continúa sin denunciarse, lo que agrava la crisis. Este dato, combinado con la desigual distribución del tiempo y la baja presencia femenina en puestos de decisión, detona un panorama que exige medidas inmediatas.
