
1 DE DICIEMBRE DEL 2025 – INTERNACIONAL. Un incidente de alta sensibilidad geopolítica ha encendido las alarmas en la frontera oriental de la Unión Europea: un dron lituano ha caído en la ciudad bielorrusa de Grodno después de haber irrumpido en el espacio aéreo del país. La Cancillería de Bielorrusia ha reaccionado de forma inmediata y contundente, calificando el suceso de «provocación intencional» y convocando al encargado de negocios de Lituania en Minsk. Este hecho, que Bielorrusia considera una violación directa de su soberanía, se produce en un momento de extremada tensión entre los países vecinos, exacerbando la desconfianza mutua.
Llamada a Consultas por la Violación Fronteriza
La respuesta diplomática de Minsk fue inmediata. Erikas Vilkanetsas, el encargado de negocios de Lituania, fue convocado a consultas para ofrecer explicaciones sobre el incidente. La Cancillería bielorrusa confirmó que el dron lituano violó la frontera estatal, cruzando desde el distrito lituano de Lazdijai. Las autoridades bielorrusas han señalado que el análisis de los restos del aparato, incluyendo el estudio de sus sistemas de navegación y datos de vídeo, reveló información crucial sobre la intencionalidad del vuelo no autorizado.
El análisis de la trayectoria del dron lituano demostró que el aparato estaba programado con una ruta específica: sobrevolar Bielorrusia, entrar en el espacio aéreo de Polonia y luego retornar a Lituania. Este patrón de vuelo, que implicaba una ruta premeditada a través de territorio bielorruso, es la base para que Minsk tache el incidente de «provocación intencional». La caída en Grodno, una ciudad estratégicamente importante cerca de la triple frontera, añade un elemento de preocupación adicional al gobierno bielorruso.
Bielorrusia ha exigido a su vecino occidental una respuesta exhaustiva y medidas concretas para abordar la situación. Minsk ha instado formalmente a Vilna a llevar a cabo una investigación profunda y transparente sobre el incidente del dron lituano, a castigar a las personas responsables de programar y operar el vuelo, y, lo que es más importante, a «tomar medidas» efectivas para evitar que un suceso similar se repita en el futuro. La exigencia subraya la seriedad con la que Bielorrusia percibe la incursión aérea.
La respuesta de Minsk concluyó con una advertencia clara y sin rodeos. La Cancillería subrayó que Bielorrusia «se reserva el derecho a tomar medidas necesarias para proteger su soberanía». Esta declaración sugiere que, de no obtenerse una respuesta satisfactoria de Lituania, el gobierno bielorruso podría optar por acciones de represalia o de seguridad más estrictas en la frontera. En un contexto regional ya polarizado, la provocación intencional del dron lituano amenaza con desestabilizar aún más la ya frágil relación entre ambos países.
Este incidente se produce en un clima de fuertes acusaciones cruzadas y ejercicios militares que mantienen la región en vilo. Lituania, miembro de la OTAN, ha sido crítica con la política de Minsk y su cercanía a Moscú. Por su parte, Bielorrusia ha denunciado sistemáticamente lo que considera como un aumento de la actividad militar y de vigilancia por parte de los países de la OTAN en sus fronteras. La caída de este dron lituano alimenta la narrativa de Bielorrusia de estar bajo constante amenaza y vigilancia por parte de Occidente.









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