
Un oso negro adulto fue rescatado el 26 de noviembre en el municipio de Bustamante, Nuevo León, tras ser encontrado en condiciones muy críticas por personal de Parques y Vida Silvestre de Nuevo León, luego de que un ciudadano alertara sobre su estado de abandono. El animal, de aproximadamente 36 kg, presentaba desnutrición severa, baja reactividad, alopecia, descamación y engrosamiento de la piel, además de heridas visibles en sus garras.
Un equipo veterinario tomó muestras para evaluar su estado interno y las causas del deterioro; aunque el pronóstico es reservado, los especialistas sospechan que el oso pudo haber sufrido un traumatismo de alto impacto —posiblemente por arrollamiento—, lo que habría limitado su movilidad y le impidió buscar alimento. Como resultado, desarrolló notables enfermedades secundarias.
Las autoridades informaron que el ejemplar pasará a resguardo de la PROFEPA —encargada del cuidado y protección de fauna silvestre—, que evaluará su situación y determinará los cuidados necesarios para su recuperación.
Este caso refleja la urgencia de reforzar la protección de fauna silvestre y la vigilancia en zonas rurales para evitar atropellamientos de animales silvestres, así como la necesidad de campañas de educación ambiental que promuevan respeto por la vida silvestre.




