
En una decisión que ha sacudido a la Iglesia católica española, el papa León XIV aceptó la renuncia de Rafael Zornoza, obispo emérito de Cádiz y Ceuta, quien enfrenta una investigación por presuntos abusos sexuales cometidos hace décadas. Con 76 años y con un tratamiento por cáncer, Zornoza había presentado su dimisión al cumplir la edad habitual para los prelados, 75 años, pero su salida se acelera tras las denuncias.
Las acusaciones se remontan a la década de los 90, cuando Zornoza era sacerdote y estaba al frente del seminario en Getafe (Madrid). Según el denunciante, hubo manipulación espiritual, contacto inapropiado y abusos sexuales que habrían ocurrido desde que él tenía apenas 14 años. El caso está siendo investigado por un tribunal eclesiástico en la Rota de Madrid, un proceso interno de la Iglesia.
El Vaticano dio a conocer la aceptación de la renuncia mediante un breve comunicado, sin entrar en detalles sobre su vínculo con las denuncias. Sin embargo, este hecho representa un momento histórico: es uno de los primeros casos públicos en el pontificado de León XIV de un obispo acusado de abuso que renuncia.
Para hacerse cargo de la diócesis mientras se nombra a un nuevo obispo, el Papa designó como administrador apostólico a Ramón Darío Valdivia, obispo auxiliar de Sevilla. Esta designación refleja la gravedad del asunto y la necesidad de una transición ordenada.
Zornoza ha defendido su inocencia. En un mensaje a su diócesis, aseguró que las acusaciones son “injustas y falsas” y atribuyó la renuncia más a razones de salud —por su tratamiento oncológico— que a las denuncias. Por su parte, el presidente de la Conferencia Episcopal Española, Luis Argüello, expresó “dolor” ante la verosimilitud de las acusaciones, aunque insistió en respetar la presunción de inocencia.









No puedo hacer eso.