
El gobierno mexicano dio un paso histórico al firmar un convenio con el Barcelona Supercomputing Center (BSC), marcando el inicio de una colaboración estratégica en supercómputo y gemelos digitales.El acuerdo permitirá a México acceder a una de las supercomputadoras más poderosas del mundo mientras desarrolla su propio centro nacional.
Según Jorge Luis Pérez Hernández, coordinador nacional de Infraestructura Digital, esta alianza no es solo simbólica, sino funcional: desde 2026, los investigadores mexicanos usarán la infraestructura europea para impulsar proyectos complejos en clima, agricultura, inteligencia artificial y aduanas. Además, se garantiza que los datos procesados quedarán bajo resguardo del Estado mexicano, lo que apunta a una soberanía tecnológica sólida.
En este proyecto también se contempla la creación de un Centro Mexicano de Supercómputo que inicialmente operará desde Barcelona, hasta que se consolide la construcción en territorio nacional. Esta etapa intermedia permitirá cerrar la brecha tecnológica mientras se desarrolla el equipamiento local de alto rendimiento.
El director del BSC, Mateo Valero, enfatizó durante la firma que el supercómputo es clave para resolver los grandes retos de la sociedad: “para estudiar el cambio climático, el único instrumento que hay es un supercomputador”. Bajo esta visión, se impulsarán gemelos digitales —réplicas virtuales de sistemas complejos como el cuerpo humano, ciudades o el clima— con potencial transformador.
Los proyectos prioritarios identificados incluyen modelos climáticos para México, simulaciones aduaneras para optimizar el semáforo de comercio, y agricultura de precisión con el análisis de millones de imágenes satelitales. Además, se desarrollarán modelos de lenguaje con inteligencia artificial para asistencia virtual, lo que podría transformar la manera en que el gobierno y las instituciones interactúan con la ciudadanía.
Otro punto relevante es la formación de talento: se prevén estancias de investigadores mexicanos en el BSC, incluida gente de doctorado y posdoctorado, para familiarizarse con la operación de supercomputadoras y traer ese conocimiento al país. Esta transferencia de conocimiento es vista como un pilar para que México desarrolle su propia capacidad científica de punta.








