
6 DE NOVIEMBRE DEL 2025 – NACIONAL. A pesar de que las clases presenciales se han reanudado en la gran mayoría de sus espacios académicos, la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMex) sigue lidiando con un conflicto que cumple ya seis meses. El movimiento estudiantil mantiene bajo su control el edificio central de la rectoría, un inmueble que ha sido rebautizado por los jóvenes como «La Casa del Estudiante». Este control activo sobre la sede principal simboliza que el paro estudiantil que detonó la crisis universitaria en marzo pasado no ha terminado del todo, manteniendo la tensión en la institución.
Incumplimiento del Acuerdo de Entrega del Edificio
Un acuerdo crucial que buscaba normalizar por completo las actividades universitarias no se cumplió este lunes 3 de noviembre. El convenio establecía la devolución de la sede de la rectoría para iniciar un proceso de rehabilitación. La idea era lograr una convivencia armónica entre las oficinas directivas de la UAEMex y un centro cultural exigido por la comunidad universitaria en ese mismo sitio. Sin embargo, los integrantes del movimiento estudiantil, aglutinados en el Enjambre Estudiantil Unificado, se negaron a entregar las instalaciones.
Las Razones para Mantener el Movimiento Estudiantil Activo
La negativa a devolver el edificio de la rectoría está condicionada, según los propios estudiantes, a la falta de avances en el cumplimiento de su amplio pliego petitorio. Este documento fue entregado a las nuevas autoridades universitarias, encabezadas por la rectora Patricia Zarza. Los estudiantes argumentan que mientras no vean resultados concretos y transparentes en las demandas principales, como la gratuidad de la educación y las reformas a la ley universitaria, el movimiento estudiantil seguirá activo en el principal símbolo de la universidad.
La profunda crisis que desató este paro inició meses atrás, en marzo, con el controvertido procedimiento de renovación de la rectoría. El entonces rector, Carlos Barrera, inclinó la balanza en favor de una candidata, lo que fue percibido como un «desaseado proceso sucesorio». Esta situación provocó una protesta generalizada y llevó a que, a finales de abril, los estudiantes paralizaran las labores en casi todos los espacios académicos. La presión fue tan fuerte que obligó a Barrera a renunciar antes de terminar su gestión, paralizando la sucesión y llevando al nombramiento de un encargado de despacho.

Las autoridades interinas y, posteriormente, la nueva rectora electa, Patricia Zarza, iniciaron un arduo proceso de diálogo para desactivar el paro. Se logró modificar las reglas de la elección de rectoría y se desarrolló una nueva votación en agosto, resultando electa Zarza. Además, en cada recinto se entregó un pliego petitorio local con demandas específicas de infraestructura y servicios. Sin embargo, el Enjambre Estudiantil Unificado mantuvo su pliego general, que incluye peticiones de gran calado como la gratuidad total de la educación, más becas y la instalación de comedores comunitarios.
La rectora Zarza implementó un plan de atención inmediata, prometiendo avanzar gradualmente hacia la gratuidad, ya que los alumnos de la UAEMex pagan cuotas que van de 2 mil a 6 mil pesos semestrales. Tras negociar y ofrecer descuentos del 20 por ciento en las cuotas, se logró la devolución de la mayoría de los espacios, siendo la Facultad de Humanidades la última en retomar clases la semana pasada. La entrega de la Rectoría estaba pactada con el objetivo de convertir la planta baja en un Centro Cultural y rehabilitar el resto, pero el paro persiste al considerar que no hay claridad ni avances suficientes en el proyecto y el pliego general.
La UAEMex como Barómetro Social y Geográfico
Con una matrícula superior a 90 mil estudiantes de diversos niveles, es la universidad estatal más grande del país. El alcance de la UAEMex ha superado los límites del Valle de Toluca, extendiéndose a campus ubicados en por lo menos 25 municipios, incluyendo el sur, norte, poniente y oriente del Valle de México. Este vasto impacto geográfico hace que el paro no sea solo un problema académico, sino un barómetro de las carencias sociales y la demanda de transparencia en la gestión de recursos públicos en el estado. La resistencia a devolver la rectoría, renombrada «La Casa del Estudiante«, es un mensaje claro a las autoridades sobre la necesidad de democratizar las decisiones y priorizar las necesidades de las comunidades universitarias dispersas por toda la entidad, no solo en la capital.








