5 de noviembre de 2025.– Los adolescentes españoles de entre 14 y 18 años están fumando, bebiendo y consumiendo menos drogas que nunca, según la encuesta Estudes 2025 elaborada por el Ministerio de Sanidad. El informe revela los niveles más bajos de consumo desde 1994, cuando se comenzó a registrar esta información, marcando un hito positivo en la salud pública juvenil. Esta mejora refleja el impacto de las campañas preventivas, la educación sobre riesgos y los cambios culturales que influyen en las nuevas generaciones.
Una tendencia positiva en la juventud española
Los datos muestran una disminución significativa en el consumo de alcohol, tabaco y cannabis, las tres sustancias más habituales entre los jóvenes. Esta tendencia descendente ya se venía observando en los últimos años, pero en 2025 alcanza cifras históricas. El estudio atribuye este cambio a una mayor conciencia social sobre los efectos negativos de las adicciones, además de la influencia de estilos de vida más saludables y un menor interés por los hábitos que antes se asociaban a la “diversión adolescente”.
El informe destaca que la percepción del riesgo ha aumentado notablemente: los jóvenes son más conscientes de los daños físicos, mentales y sociales derivados del consumo de drogas. A pesar de ello, admiten que aún tienen un fácil acceso a estas sustancias, especialmente al alcohol y al tabaco. Esto plantea la necesidad de mantener políticas de control más estrictas sobre su venta y distribución, para evitar retrocesos en los avances logrados.
Prevención, educación y redes sociales como herramientas clave
La reducción del consumo también está vinculada al papel de la educación y de los medios digitales. Diversas campañas del Ministerio de Sanidad y organizaciones civiles han logrado llegar a los adolescentes a través de redes sociales, plataformas donde se promueven mensajes de autocuidado, deporte y bienestar emocional. Los especialistas en salud pública señalan que esta nueva narrativa positiva, alejada del miedo o la represión, resulta más eficaz para prevenir el uso de drogas y fortalecer la autoestima juvenil.
Sin embargo, los expertos advierten que no se debe bajar la guardia. Nuevos desafíos como el vapeo, el abuso de medicamentos sin receta y las adicciones digitales están emergiendo como riesgos contemporáneos entre los jóvenes. Aunque el consumo de sustancias tradicionales disminuye, el entorno tecnológico plantea otras formas de dependencia que también deben ser atendidas desde las políticas educativas y sanitarias.
El descenso en el consumo de alcohol, tabaco y drogas representa un triunfo social para España, pero también abre la puerta a un debate más amplio: ¿están siendo reemplazadas estas adicciones por otras más invisibles? Psicólogos y educadores sugieren que el exceso de tiempo en pantallas, la presión por la imagen corporal y la búsqueda de validación en redes sociales podrían generar nuevas formas de dependencia emocional. El reto del futuro será mantener los avances en salud física mientras se fortalecen la salud mental y el equilibrio digital de los adolescentes.
