
Decenas de miles de personas están visitando la espectacular Megaofrenda de Día de Muertos instalada en el Zócalo de la Ciudad de México. Esta tradición, llena de color, simbolismo y un profundo sentido de pertenencia, se ha convertido en uno de los eventos culturales más importantes de la capital. La ofrenda rinde un emotivo homenaje a nuestros difuntos y estará abierta al público hasta el próximo 2 de noviembre, permitiendo a residentes y turistas sumergirse en una de las festividades más arraigadas de la cultura mexicana.
El montaje de la Megaofrenda es una labor monumental que involucra a artistas, artesanos y personal del Gobierno de la Ciudad de México. Este año, el diseño ha puesto especial énfasis en elementos tradicionales como el papel picado, las flores de cempasúchil que pintan de naranja el paisaje, y los arcos que marcan el camino de las almas. Cada elemento, desde el pan de muerto hasta las calaveritas de azúcar, está dispuesto para evocar la memoria de los seres queridos que han partido, manteniendo viva la creencia de que regresan por estos días.
La afluencia de visitantes ha sido constante desde su inauguración. Familias completas, grupos de amigos y turistas extranjeros se congregan en la principal plaza del país para admirar la escala y el detalle de la ofrenda. Más allá de la contemplación, la visita se convierte en una experiencia inmersiva que permite a las personas conectarse con la esencia de la festividad. Esta tradición de la ofrenda en el Zócalo se vive con respeto y admiración por el legado cultural que representa.
🎨 Color y Simbolismo: La Tradición de la Ofrenda Vive en el Centro


Uno de los aspectos más destacados de la Megaofrenda es el vibrante uso del color, intrínseco a las celebraciones de Día de Muertos. El cempasúchil, conocido como la flor de los veinte pétalos, domina la escena, cuyo aroma y color se cree que guían a los difuntos a casa. Junto a ello, se encuentran elementos esenciales como el agua para mitigar la sed, la sal como purificación y las veladoras para iluminar el camino. La tradición de la ofrenda es un diálogo entre vivos y muertos, materializado en estos elementos efímeros y hermosos.
La instalación de este año incluye un componente temático que busca destacar la diversidad de las celebraciones de Día de Muertos a lo largo del país, así como rendir honores a figuras históricas o a colectivos que han marcado la vida nacional. Colocar la Megaofrenda en el Zócalo, un lugar de tan alto simbolismo político y cultural, magnifica su impacto, llevando el homenaje a nuestros difuntos al mismísimo corazón de la capital mexicana. Es un recordatorio palpable de cómo la cultura y la memoria coexisten en el espacio público.
El Recorrido Complementario en la CDMX









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