30 DE OCTUBRE DEL 2025 – INTERNACIONAL. Israel anunció el restablecimiento del alto el fuego en la Franja de Gaza después de 14 horas de intensos ataques aéreos que han dejado un saldo trágico: 104 personas asesinadas, incluyendo 46 niños, y 253 heridos, con 78 de ellos menores de edad. Estos ataques se produjeron a pesar del acuerdo de tregua vigente desde el 10 de octubre. El grupo Hamás acusó a Tel Aviv de «socavar el alto el fuego» e intentar imponer «nuevas ecuaciones por la fuerza», lo que aumenta el temor entre la población gazatí de un «nuevo capítulo de violencia» incontrolable.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, prófugo de la Corte Penal Internacional, ordenó esta escalada. Sus argumentos para retomar los bombardeos se basaron en dos presuntas violaciones del acuerdo por parte de Hamás: la entrega de restos de un rehén recuperado el año pasado y la muerte de un soldado israelí en un tiroteo en Rafah, en el sur del enclave, una acción que el grupo islamista niega haber cometido. Desde el inicio del alto el fuego de octubre, al menos 211 personas han perdido la vida y 597 han resultado lesionadas, llevando el balance total de víctimas desde octubre de 2023 a cifras espeluznantes: 68.643 muertos y 170.655 heridos.

La Devastación y la Denuncia de Crímenes
Los informes desde el terreno son desgarradores. El hospital Al Shifa reportó que muchos pacientes sufren graves hemorragias internas debido a que las bombas y misiles israelíes están cargados con metralla (clavos y trozos de metal). Estos fragmentos, al explotar, atraviesan los cuerpos a gran velocidad, causando daños catastróficos. Mahmoud Basal, portavoz de la Defensa Civil gazatí, denunció que los hospitales están desbordados y acusó a la «complicidad de la comunidad internacional» por su «silencio» frente a lo que califica como crímenes israelíes en el enclave.
La desesperación de los civiles es palpable. Khadija al Husni, una mujer que vive en carpas en el campamento de refugiados Al Shati, relató que «acabábamos de empezar a respirar nuevamente, tratando de reconstruir nuestras vidas, cuando regresaron los bombardeos». Ella criticó la situación, al afirmar que «Es un crimen. O hay una tregua o hay guerra, no pueden coexistir. Los niños no pudieron dormir; pensaban que la guerra había terminado», reflejando el trauma y la incertidumbre que viven a diario en la Franja de Gaza.
Acciones Militares y Tensión Regional Pese al Alto el Fuego
Durante la ofensiva de 14 horas, el ejército israelí afirmó haber atacado una supuesta «infraestructura terrorista» en Beit Lahia, en el norte de Gaza, que, según dijeron, almacenaba armas destinadas a un «ataque inminente». También indicaron haber interceptado un dron cargado con armamento que cruzó la frontera desde Egipto. Israel Katz, ministro de Defensa israelí, aseguró que se había «neutralizado» a 30 militantes de alto rango, con «decenas de comandantes de Hamás» eliminados.
Katz advirtió que las tropas israelíes permanecerán desplegadas «según el acuerdo de alto el fuego» y continuarán operando para eliminar cualquier «amenaza inmediata», lanzando una amenaza directa: «A quien levante la mano contra un soldado (israelí), se le cortará la mano». Por su parte, Hamás condenó la «traicionera escalada» y la postura «sesgada de Estados Unidos» a favor de la ocupación, acusando a Washington de ser «cómplice en el derramamiento de sangre» de la población palestina.

La tensión se extendió a otras áreas. El ministro Katz también prohibió las visitas del Comité Internacional de la Cruz Roja a miles de palestinos detenidos en cárceles israelíes, alegando que esto «dañaría gravemente la seguridad de Israel». Además, en Cisjordania reocupada, colonos israelíes atacaron con piedras vehículos y talaron cientos de olivos pertenecientes a agricultores palestinos, cerca del asentamiento ilegal de Eli, un patrón de violencia que sigue mermando la vida civil palestina.







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