
El gobernador de Tabasco, Javier May Rodríguez, anunció que presentará formalmente a la presidenta electa, Claudia Sheinbaum Pardo, el proyecto para la construcción de un nuevo centro penitenciario en la entidad. La iniciativa tiene como objetivo principal modernizar el sistema de reclusión y reemplazar el obsoleto y sobrepoblado penal que actualmente opera en Villahermosa, la capital del estado. May explicó que la propuesta es estratégica, pues busca aprovechar un predio de 75 hectáreas en el municipio de Huimanguillo que ya se encuentra destinado para el traslado de personas privadas de la libertad.
La construcción de este centro penitenciario es vista como una obra de infraestructura prioritaria que impactará directamente en la seguridad y la justicia penal de Tabasco. Al contar con el respaldo de la próxima administración federal, se aseguraría la viabilidad y el financiamiento necesario para concretar una instalación que cumpla con los estándares modernos de seguridad, derechos humanos y reinserción social. La propuesta del gobernador May busca dejar atrás las limitaciones del viejo penal y ofrecer mejores condiciones operativas a las autoridades de seguridad y custodia.
Huimanguillo: Sede Estratégica para el Centro Penitenciario
La selección de un terreno de 75 hectáreas en Huimanguillo para el nuevo centro penitenciario fue una decisión planificada. El gobernador detalló que el predio ya cuenta con una asignación previa para el uso en el sector de seguridad y reclusión, lo que facilita enormemente los trámites administrativos y la planeación de la obra. Este factor es crucial para acelerar el inicio de la construcción y garantizar que el proyecto pueda ser ejecutado en un plazo eficiente, contribuyendo así a la despresurización de las instalaciones actuales.
El objetivo de reemplazar el penal de Villahermosa es doble: por un lado, se busca solucionar los problemas crónicos de sobrepoblación y hacinamiento que padece la actual cárcel, y por otro, se busca reubicar un centro penitenciario de alta seguridad fuera de la zona urbana de la capital. Esta reubicación geográfica mejoraría la logística y reduciría los riesgos de seguridad asociados con tener una prisión antigua en medio de la ciudad, ofreciendo a la población un entorno más seguro.
La necesidad de un nuevo centro penitenciario es apremiante. El actual penal capitalino, con décadas de operación, presenta graves deterioros estructurales que complican la aplicación de programas de rehabilitación y la implementación de sistemas de vigilancia de vanguardia. Un proyecto de esta magnitud en Huimanguillo permitiría diseñar un centro penitenciario que incorpore tecnología reciente, como equipos de inhibición de telefonía celular y cámaras de circuito cerrado avanzadas, fundamentales para combatir la extorsión telefónica que a menudo se organiza desde las prisiones más viejas.




<





