
29 OCTUBRE 2025-INTERNACIONAL-Una mujer de 80 años fue hallada muerta en la Gran Barrera de Coral después de ser abandonada por un crucero turístico en una isla tropical frente a la costa de Queensland. Las autoridades australianas ya investigan el caso, calificado como una “muerte repentina y no sospechosa”, aunque la atención pública se centra en cómo fue posible que una pasajera quedara fuera del conteo del barco sin que nadie lo notara hasta horas después. El hecho ha despertado críticas hacia la industria de los cruceros, conocida por su lujo, pero también por fallos en sus protocolos de seguridad.
El crucero Coral Adventurer había hecho una parada en la isla Lizard como parte de su ruta cuando, según reportes, la mujer se habría separado de su grupo durante un paseo. Alrededor de las 9 de la noche, el capitán del barco reportó su desaparición a la Autoridad Australiana de Seguridad Marítima (AMSA). Un día después, su cuerpo fue hallado en la isla, sin señales de violencia, pero en circunstancias que levantan dudas sobre la supervisión del personal y la seguridad de los pasajeros durante las excursiones en tierra.

Falla humana o negligencia operativa
La AMSA abrió una investigación formal para esclarecer las razones por las que la pasajera no fue contabilizada durante el embarque. Funcionarios del organismo se reunirán con representantes del Coral Adventurer en Darwin, ciudad donde el buque tenía programado llegar a finales de la semana. Las pesquisas buscan determinar si hubo omisión de protocolos de seguridad o errores humanos en el conteo de pasajeros, un procedimiento que en teoría debe ser estricto antes de reanudar la navegación.
Mark Fifield, director ejecutivo del operador Coral Expeditions, lamentó profundamente el hecho y aseguró que la empresa colabora con las autoridades. “Ofrecemos nuestro más sentido apoyo a la familia de la mujer y continuamos cooperando con la investigación”, señaló en un comunicado.
Sin embargo, no precisó si la compañía revisará sus protocolos internos tras el incidente. Los viajes en el Coral Adventurer, con capacidad para 120 pasajeros, pueden costar decenas de miles de dólares australianos, lo que ha aumentado la indignación entre clientes que esperan altos estándares de seguridad.

La Gran Barrera de Coral, además de ser uno de los ecosistemas más visitados del planeta, es una región de navegación compleja por sus arrecifes, corrientes y zonas restringidas. Las autoridades marítimas han señalado en múltiples ocasiones la importancia de un monitoreo constante y de medidas preventivas más rigurosas, especialmente en excursiones que involucran adultos mayores o turistas que viajan solos.
Este caso no es aislado. En los últimos años, Australia ha registrado varios incidentes relacionados con cruceros, desde pasajeros desaparecidos hasta evacuaciones médicas mal coordinadas. Aunque los cruceros se promocionan como experiencias de lujo y confort, muchas veces operan con tripulaciones reducidas que priorizan la logística sobre la atención personalizada, un factor que puede ser determinante en situaciones de emergencia.

La AMSA ha insistido en que el conteo de pasajeros debe realizarse manualmente, con doble verificación, antes y después de cada escala. Sin embargo, en la práctica, algunos operadores utilizan sistemas digitales o listas parciales que no siempre son verificadas físicamente, lo que aumenta el margen de error.









