
24 OCTUBRE 2025-INTERNACIONAL- Cáritas Internationalis, World Vision y el Consejo Mundial de Iglesias lanzaron en Roma una Declaración sobre el Derecho a la Alimentación, en la que pidieron a los gobiernos y al sector privado asumir un papel más activo frente a la creciente crisis alimentaria mundial. La reunión coincidió con las sesiones de la FAO sobre Seguridad Alimentaria, realizadas del 20 al 24 de octubre, y destacó la necesidad de una respuesta ética, sostenible y coordinada.
El relator especial de la ONU sobre el Derecho a la Alimentación, Michael Fakhri, advirtió que el hambre está siendo usada como “arma de guerra” en varios conflictos. Criticó además los recortes de ayuda internacional que —según dijo— han provocado muertes inmediatas y dificultado la vida de millones de personas. Fakhri recordó que la responsabilidad de garantizar el acceso a alimentos suficientes recae en los Estados, pero también en las grandes corporaciones del sector agroalimentario.
Fakhri: las multinacionales deben rendir cuentas
El experto canadiense señaló que el poder de las multinacionales alimentarias y la falta de regulación efectiva están agravando la desigualdad global. A su juicio, los gobiernos deben frenar el auge del autoritarismo y de políticas que priorizan intereses económicos sobre los derechos humanos. Fakhri mencionó los casos de Sudán y Gaza como ejemplos de cómo la inestabilidad política y los conflictos ponen en riesgo el derecho básico a la alimentación.
En el mismo foro, el economista jefe del Programa Mundial de Alimentos (PMA), Arif Husain, subrayó que el hambre no persiste por falta de recursos, sino por falta de voluntad política. Señaló que, entre 2025 y 2030, hasta 14 millones de personas podrían morir por los recortes de ayuda humanitaria, mientras la riqueza global supera los 450 mil millones de dólares. Su mensaje fue contundente: “La desigualdad mata tanto como las guerras”.

La fe como motor de acción solidaria
Kai Hutans, de World Vision International, destacó que la fe puede ser un impulso real para el cambio social. “Las comunidades religiosas saben quién sufre hambre y cómo construir soluciones duraderas”, afirmó. Por su parte, el reverendo Kenneth Mtata, del Consejo Mundial de Iglesias, recordó que el derecho a la alimentación está protegido desde 1948, pero aún 673 millones de personas padecen hambre crónica.
Las organizaciones religiosas instaron a promover la agricultura sostenible, el acceso al agua limpia y la producción local de alimentos como pilares de un nuevo modelo económico. Además, propusieron una condonación parcial de la deuda externa para los países más afectados, siguiendo una idea impulsada por el difunto Papa Francisco.







<

