
16 OCTUBRE 2025-INTERNACIONAL-La multinacional Johnson & Johnson (J&J) vuelve a estar en el centro de la polémica tras ser demandada en el Reino Unido por vender durante décadas talco para bebé contaminado con asbesto, un mineral con efectos cancerígenos. Más de 3.000 personas presentaron una demanda colectiva ante el Tribunal Superior británico contra la farmacéutica y su antigua filial Kenvue UK, alegando que la compañía vendió intencionadamente productos peligrosos entre 1965 y 2023.
Los demandantes aseguran que el uso prolongado de este talco habría causado cáncer de ovario, mesotelioma y otras enfermedades graves. Según la acusación, Johnson & Johnson conocía desde los años sesenta la presencia de fibras de asbesto en el mineral utilizado para su producto estrella, pero optó por ocultarlo al público durante casi seis décadas.

A pesar de las denuncias, la empresa continuó vendiendo su talco para bebé sin advertencias sanitarias hasta 2023, cuando anunció que reemplazaría el ingrediente principal por almidón de maíz. En ese momento, J&J justificó la decisión por “motivos comerciales”, negando que tuviera relación con los riesgos de cáncer. Sin embargo, los demandantes sostienen que la compañía priorizó las ganancias sobre la salud pública.
La polémica se agrava porque esta no es la primera vez que Johnson & Johnson enfrenta este tipo de litigios. En Estados Unidos, la farmacéutica ha sido objeto de miles de demandas similares, y solo la semana pasada pagó más de 800 millones de euros a la familia de una víctima en California. La situación ha dañado la reputación de la empresa, que insiste en la inocuidad de sus productos.
En los documentos judiciales, el abogado Michael Rawlinson afirma que prácticamente no existen depósitos de talco comercialmente explotados en el mundo libres de asbesto. Además, asegura que J&J “presionó a los reguladores” para mantener la venta del producto pese a las pruebas científicas que lo vinculaban con el cáncer. Según él, la compañía suprimió información clave que habría alertado a las autoridades sanitarias y al público.

Por su parte, un portavoz de Kenvue UK, que hasta hace poco formaba parte del grupo J&J, respondió que “el talco utilizado cumplía con las normativas requeridas, no contenía asbesto y no causa cáncer”. Sin embargo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) contradice esa postura: en 2024 clasificó al talco como un producto “probablemente cancerígeno para los humanos” tras identificar pruebas suficientes en experimentos con animales.
El caso se suma a otras demandas colectivas recientes en Reino Unido, entre ellas una presentada por 1.6 millones de conductores contra fabricantes de automóviles por fraude en emisiones diésel, y otra contra compañías de aguas y productoras avícolas por contaminación fluvial. Esta tendencia refleja un aumento de litigios ambientales y de salud pública en el país, impulsados por una mayor vigilancia ciudadana y mediática.






