
El mercado mundial de alimentos ha presentado un panorama contrastante, donde el precio de la carne ha escalado hasta alcanzar un máximo histórico, según el último reporte del Índice de Precios de los Alimentos de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación). Este récord se registró en septiembre y refleja una severa combinación de factores que han estrangulado la oferta global, mientras que la demanda se mantiene robusta. La categoría cárnica, que engloba res, cerdo, ave y cordero, promedió casi 128 puntos en agosto, un pico nunca antes visto en las tres décadas de existencia del indicador. Este aumento, de cerca del 10% en lo que va del año, ha sido impulsado principalmente por los cortes de bovino y ovino.
Doble Presión: Escasez y Acumulación
La principal explicación detrás de esta escalada en el costo de la carne radica en un desequilibrio fundamental entre la oferta y la demanda. Monika Tothova, economista senior de la FAO, señala que existe una escasez de carne disponible para la exportación en varios de los países productores más importantes. Al mismo tiempo, la demanda mundial de importaciones se mantiene fuerte y sostenida. A esta situación se suman elementos de riesgo como los brotes de enfermedades animales, que reducen la producción, y las constantes tensiones geopolíticas y la incertidumbre en las políticas comerciales internacionales, que actúan como catalizadores del aumento de los precios.
Otro factor que complica la cadena de suministro es el comportamiento de los grandes compradores. Para protegerse de los riesgos y la volatilidad del mercado, algunos importadores han comenzado a acumular reservas de carne. Esta acción de «acopio» busca adelantarse a posibles interrupciones o nuevas perturbaciones en el comercio, pero paradójicamente, incrementa la presión sobre los precios y reduce la carne disponible inmediatamente en el mercado, contribuyendo al ambiente de escasez y al continuo aumento de los costos.

El fenómeno es especialmente visible en la carne de res, donde la escasez de suministros en potencias productoras como Brasil y Estados Unidos es notoria. En el caso estadounidense, el stock de ganado vacuno se encuentra en el nivel más bajo en 70 años. Los ciclos de cría del ganado requieren de un largo período, lo que significa que el proceso de recuperación de estos inventarios, conocido como retención de animales (mandar menos vacas a faena para incentivar la crianza), podría tardar hasta mediados de 2027, según expertos del sector.
Factores Inflacionarios que Afectan a la Carne
La problemática de los precios de la carne no es solo un tema de inventarios. Múltiples factores de producción se han encarecido, sumando presión al costo final. Se incluye el elevado costo de los insumos esenciales como el alimento para el ganado, el alto precio de la energía y el transporte, y el aumento en el costo de la mano de obra. A esto se le añade el efecto de las políticas monetarias globales: las altas tasas de interés dificultan el financiamiento para los empresarios y aumentan los costos operativos en toda la cadena de suministro de carne.
Además, la concentración del mercado en unos pocos grandes procesadores de carne en muchos países es un tema preocupante. Según Tothova de la FAO, esta concentración les otorga un poder de mercado significativo. Al limitar la competencia, estos grandes actores fortalecen su capacidad para fijar precios y obtener mayores márgenes, independientemente de la dinámica de los costos de producción, lo que ejerce una presión alcista adicional sobre el precio de la carne que paga el consumidor final en las tiendas.
