Vamos a ser claros desde el inicio: la película de Gran Turismo no es una adaptación de la famosa franquicia de videojuegos. Entonces, no esperen ver una historia ambientada en un mundo virtual o una ficción de automovilismo al estilo Meteoro.
La nueva cinta del director Neill Blomkamp, mejor dicho, funciona como una película semibiográfica. Y eso sí, aunque no es perfecta, es bastante entretenida. Aquí les dejamos nuestra reseña.
¿De qué trata la película de ‘Gran Turismo’?
Hay dramas deportivos que resultan bastante inspiradores. Muchos de ellos llegan al cine para mostrarnos que, a veces, los sueños aparentemente improbables se hacen realidad. Y por ahí se conduce la película de Gran Turismo.
La cinta se basa en la historia real de Jann Mardenborough, un gamer que se convirtió en piloto profesional, como se dice por ahí, ‘de la noche a la mañana’. Bueeeno, no tanto así, pero se entiende el punto.
Jann (interpretado por el carismático Archie Madekwe) es un chico que dejó la universidad, está de año sabático y se encuentra en un momento donde no sabe qué hacer o a qué dedicarse en la vida. Tampoco se complica mucho en realidad; lo único que hace es pasar el tiempo jugando al Gran Turismo y es un verdadero crack del videojuego.
Pero su padre, Steve Mardenborough (Djimon Hounsou), quien es un exfutbolista profesional preocupado por el futuro de hijo, reiteradamente le pide al chico que consiga un trabajo mejor remunerado, que vuelva a la universidad o –bajita la mano– que sea un poco más parecido a su hermano, un aspirante jugador de fútbol que es un poco el favorito de la familia.
Sin embargo, Jann se encontrará con la oportunidad de su vida: se entera de la iniciativa GT Academy creada por un ejecutivo de Nissan llamado Danny Moore (Orlando Bloom), quien planea encontrar al mejor jugador de Gran Turismo del mundo para convertirlo en un piloto real.
Y para llevar a cabo la capacitación de los aspirantes, tendrá la ayuda de Jack Salter (David Harbour), un expiloto venido a menos que es tan irreverente y duro como amigable y protector. Es así como el equipo buscará demostrarle al mundo que el talento se encuentra en los lugares menos esperados.
El drama familiar en ‘Gran Turismo’
La película de Gran Turismo es un drama deportivo que juega bastante con algunas ideas básicas sobre el chico que está buscando su lugar en el mundo; el muchacho que es algo así como ‘la deshonra’ de su padre y que está dispuesto a demostrarle a todos su valor para salir adelante.
Sí, un poco cliché, pero es justo decir que funciona. Archie Madekwe interpreta a un Jann Mardenborough agradable, sencillo, bien intencionado, un tipo que cae bien. Quizá lo único no tan cool del personaje es que antes de entrar a la GT Academy, se le ve muy despreocupado y solo toma conciencia de su situación hasta que se le presenta la oportunidad.
Más allá de eso, el drama familiar no es excesivo y tampoco es menor. La primera parte de la película nos muestra el problema entre padre e hijo, y se le da suficiente tiempo para empatizar con uno y otro.
Precisamente, se entiende bien el drama familiar que se presenta en la película: los padres a veces no son comprensivos con los hijos, pero esa conducta viene de la voluntad de protegerlos. Al final, les toca entender los sueños y aspiraciones que uno tiene aunque no sean de su agrado.
Y los hijos, por su parte, deben seguir sus sueños como sea si tienen la oportunidad. Es muy valiosa la idea de que incluso si eres alguien con pocas posibilidades de aspirar a un sueño, vale la pena intentarlo cuando las cosas se alinean. El factor suerte juega un papel importante en esto en la vida real por supuesto, pero en la cinta resulta incluso inspirador.
David Harbour se roba la película
Hay que decirlo como es: David Harbour en el papel Jack Salter es la mejor actuación de la película de Gran Turismo. Es cierto que el actor a veces puede terminar encasillado en los roles de tipo rudo gruñón con toques divertidos, pero siempre que lo hace se rifa. Y esta película no es la excepción.
Jack Salter, como dijimos, es duro, algo grosero y ni siquiera parece tenerle fe a los aspirantes que llegan a la GT Academy. Incluso los ve por debajo del hombro al considerarlos chicos frágiles gamers que parecen no tener la madera para correr profesionalmente… pero es Jann quien le demuestra lo contrario.
Uno de los puntos más fuertes de la película de Gran Turismo es la química que se siente entre los personajes de Archie Madekwe y David Harbour. Jann encuentra en Jack esa figura paterna que no tiene en su verdadero padre. Y Jack, que es un expiloto venido a menos, encuentra en Jann esa pasión por el automovilismo que pensaba que había quedado atrás.
Jann Mardenborough mantiene los pies en la tierra gracias a la rudeza y la experiencia de Jack. Y este último, que se nos muestra como una especie de tipo solitario, simpatiza con el chico más allá de su vínculo profesional.
El director y los guionistas le dieron al clavo agregando a Jack Salter a la historia, ya que no está inspirado en algún entrenador o algo por el estilo. Es un personaje prácticamente creado para esta película.
En cuanto al personaje de Danny Moore interpretado por Orlando Bloom, es algo intrascendente. Si lo quitan, no cambiaría mucho la trama en realidad. Pero hay que decir que tiene dos o tres momentos bastante graciosos que justifican de alguna manera su aparición.
La secuencias de carreras son emocionantes
Otro punto a favor de la película de Gran Turismo son las secuencias de las carreras y los efectos especiales que se muestran cuando Jann Mardenborough está dentro de los autos imaginando que está jugando el videojuego.
Los amantes del automovilismo verdaderamente disfrutarán esos momentos en los que Jann rebasa a otros pilotos, o quedarán pasmados cuando se presenten algunos severos accidentes en las pistas. Son escenas propias de una película de acción montadas sobre un drama deportivo.
Y en ese sentido, hay que tomar en cuenta algo: las carreras que se presentan son de circuitos de resistencia al estilo 24 Horas de Le Mans. Los guionistas hicieron un buen trabajo para que el desarrollo de esas largas carreras avanzaran sin sentirse muy alargadas o muy breves.
Los puntos no tan chidos: el desarrollo de varios años de la vida de Jann ¿y el product placement?
Por ahí se lee que el product placement (o la publicidad de productos) es uno de los puntos chatos de la película. Y es verdad que tantas referencias comerciales pueden parecer agobiantes en determinados casos… Pero aquí, ¿qué esperaban?
Es una película producida por Sony, sobre un videojuego de Sony, inspirada en una historia real donde Sony y Nissan son elementos sustanciales. Entonces, era lógico que habría varias referencias a productos diferentes de la compañía. Y es justo decir que aunque hay product placement en la cinta de Gran Turismo, eso no complica la experiencia.
Lo que tal vez hace un poco de ruido, es que los acontecimientos pasan muy rápido después de que Jann consigue entrar a la GT Academy. Se abarcan al menos tres o cuatro años de historia en esta entrega, por lo que es un poco complicado entender en qué época nos situamos en determinados momentos.
Y en sentido estricto, hay algunos acontecimientos que se narran en un orden cronológico que no corresponde al de la vida real (por eso, decimos que es una cinta semibiográfica).
Pero bueno, fuera de eso, la película de Gran Turismo está buena para pasar un rato ccool y para emocionarse con la historia de un marginado e improbable triunfador del automovilismo. Ahí cuando la vean, nos cuentan qué les pareció.
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