
El secretario general de la OTAN, Mark Rutte, ha lanzado una cifra que estremece y subraya el alto costo humano de la invasión a Ucrania: un millón de bajas rusas, incluyendo tanto soldados fallecidos como aquellos que han resultado gravemente heridos desde el inicio del conflicto. Esta declaración pone en perspectiva el fallido intento inicial de Rusia de obtener una victoria rápida, un plan que, según Rutte, estaba pensado para concretarse en tan solo tres semanas. La contundencia de la cifra resalta la tenacidad de la resistencia ucraniana y el tremendo desgaste que la guerra está generando en las filas del Kremlin.
El Error de Cálculo y el Desgaste Constante
La afirmación del líder de la alianza militar occidental evidencia un grave error de cálculo por parte del liderazgo de Moscú. Lo que se proyectó como una operación relámpago se ha transformado en una guerra de desgaste prolongado, con consecuencias devastadoras para el ejército invasor. «Probablemente los rusos pensaron, al comenzar esta guerra, que la ganarían en tres semanas», comentó Rutte. Sin embargo, a pesar de los inmensos recursos y la determinación de las fuerzas rusas por avanzar, las ganancias territoriales han sido mínimas.
De hecho, el secretario general de la OTAN puntualizó que, a lo largo del último año, los avances en territorio ucraniano por parte de las tropas rusas han sido «muy pequeños» y de un «tamaño muy reducido». Esta lentitud contrasta drásticamente con el volumen de pérdidas humanas reportadas. El costo de cada metro cuadrado de terreno capturado se mide en miles de vidas, poniendo una presión inmensa sobre las capacidades de movilización y reemplazo de personal del ejército ruso.

La magnitud de las bajas rusas no solo se relaciona con los combates directos en el frente. También influye la calidad de la atención médica en el campo de batalla, la evacuación de heridos y el constante bombardeo de posiciones por parte de las fuerzas ucranianas, a menudo utilizando armamento moderno suministrado por Occidente. La cifra del millón de bajas rusas, que se reitera de forma enfática, busca recalcar el profundo impacto de la guerra en la población militar de ese país.
El Apoyo a Ucrania No Cesa
En contraposición al elevado número de bajas rusas, la OTAN reafirma la continuidad y solidez de su apoyo a Ucrania. Rutte subrayó que la ayuda, tanto letal como no letal, ha sido constante desde el inicio de la invasión y sigue fluyendo. Este respaldo es crucial para que las fuerzas ucranianas puedan mantener la defensa y, en ocasiones, lanzar contraofensivas, lo que contribuye al alto nivel de desgaste del ejército ruso.
Este soporte se traduce en sistemas de defensa aérea, vehículos blindados, artillería y municiones, además de ayuda humanitaria y entrenamiento. El mensaje de la OTAN es claro: la alianza no solo monitorea las pérdidas del adversario, sino que está activamente comprometida en asegurar que Ucrania tenga los medios para repeler la agresión, haciendo que el costo de la invasión para las fuerzas rusas sea insostenible en el largo plazo. La persistencia de la ayuda es un factor determinante en la resistencia ucraniana.