
13-Octubre-2025.-.El involucramiento de los aprendices en las zonas afectadas cumple con un doble objetivo: brindar apoyo a las comunidades damnificadas y reforzar el aprendizaje práctico de los jóvenes. A través de esta experiencia, los participantes desarrollarán habilidades en gestión comunitaria, atención social y trabajo en equipo. Estas competencias, según Montiel Reyes, son fundamentales para fortalecer su formación integral y su compromiso con el país.
Además, el programa busca demostrar que la juventud mexicana puede ser un pilar fundamental en la respuesta ante desastres naturales. Desde su creación, Jóvenes Construyendo el Futuro ha sido criticado por supuesta falta de resultados, pero su reciente participación en labores de emergencia ofrece una oportunidad para revalorar su impacto social y formativo.
El despliegue de aprendices en zonas de desastre no solo representa una medida de emergencia, sino una estrategia de integración cívica. Expertos en desarrollo social señalan que este tipo de acciones promueven la empatía y el sentido de pertenencia entre los jóvenes, quienes muchas veces se sienten alejados de las políticas públicas. Su participación puede sentar las bases para una nueva política nacional de voluntariado juvenil, coordinada entre el Estado y la sociedad civil.
De acuerdo con datos de la Secretaría de Bienestar, desde 2019 el programa ha beneficiado a más de 2.8 millones de jóvenes, y esta nueva etapa demuestra su potencial para responder ante emergencias reales. La clave, según los analistas, será consolidar mecanismos de capacitación en primeros auxilios, manejo de emergencias y reconstrucción social, para que estas acciones se mantengan más allá de una coyuntura puntual.
La iniciativa del Gobierno federal muestra cómo los programas sociales pueden trascender su función original para convertirse en herramientas de solidaridad y reconstrucción nacional. En un país donde las lluvias, huracanes e inundaciones son fenómenos recurrentes, contar con una fuerza juvenil organizada y capacitada puede marcar la diferencia entre la reacción improvisada y una respuesta estructurada.








