El régimen de Nicolás Maduro, calificado como «usurpador» por sus detractores, ha elegido el aniversario del ataque terrorista del 7 de octubre de 2023 para demostrar su firme alineamiento con el grupo Hamás. Mientras gran parte del mundo conmemora el trágico día que dejó 1.200 israelíes asesinados y 250 secuestrados, el chavismo optó por izar la bandera palestina en el icónico Ávila y organizar una marcha en Caracas, acciones que han sido interpretadas como una celebración de la agresión terrorista.
La Conmemoración Chavista del Ataque
En un acto cargado de simbolismo político, el régimen chavista utilizó el 7 de octubre para reafirmar su postura en el conflicto de Oriente Medio. La capital venezolana fue escenario de una movilización y el Cerro El Ávila , un emblema natural de Caracas, amaneció con la bandera palestina izada. Estos gestos han generado una fuerte condena, ya que se producen precisamente en la fecha en que se recuerda la masacre perpetrada por el grupo terrorista Hamás.
Alineación con el Extremismo
La decisión de Maduro de celebrar el aniversario con estas manifestaciones subraya su continuo apoyo al extremismo y a las organizaciones que Occidente considera terroristas. La alineación del chavismo con Hamás no es nueva, pero la elección de esta fecha para realizar tales actos es vista por muchos como una provocación directa a la memoria de las víctimas israelíes y un desprecio a los estándares internacionales contra el terrorismo. El régimen se coloca, una vez más, en el lado opuesto del consenso global.
Mientras el mundo democrático recuerda el horror de la masacre, el régimen venezolano ha minimizado o ignorado la naturaleza terrorista del ataque de Hamás. El atentado del 7 de octubre no solo cobró miles de vidas, sino que desencadenó un conflicto que sigue desestabilizando la región. La celebración en Caracas contrasta fuertemente con los actos de luto y solidaridad hacia Israel que se realizan en otras capitales del mundo.
Esta postura del gobierno de Maduro tiene implicaciones diplomáticas y refuerza las acusaciones de que Venezuela mantiene vínculos con grupos que desestabilizan la seguridad global. El apoyo público a Hamás en una fecha tan sensible consolida la imagen del régimen como un actor internacional marginal, que prefiere respaldar a organizaciones extremistas antes que a los principios de paz y condena al terror.
El mensaje transmitido por el izado de la bandera y la marcha es claro: el chavismo no solo toma partido, sino que parece refrendar la acción violenta del ataque que se conmemora. La masacre del 7 de octubre, con su saldo de víctimas inocentes y rehenes, permanece como un recordatorio de la barbarie, y la conmemoración chavista es un sombrío eco de esa trágica jornada.
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