
Rusia ejecutó un masivo ataque nocturno con una «lluvia de misiles y drones» sobre Ucrania, resultando en la muerte de al menos cinco personas y causando graves daños a la infraestructura en múltiples regiones, según informaron las autoridades ucranianas el domingo. El presidente Volodymyr Zelenskiy precisó la magnitud del asalto, afirmando que las fuerzas rusas lanzaron más de 50 misiles y casi 500 drones. Este asalto deliberado de Moscú subraya su estrategia de destrucción, con el cuarto invierno de guerra acercándose, enfocándose en instalaciones energéticas, escuelas y viviendas, lo que Yulia Svyrydenko, primera ministra, catalogó como «otro acto deliberado de terrorismo contra la población civil».
La Devastación de las Víctimas Civiles
La región occidental de Lviv, la más cercana a la frontera con Polonia, fue una de las zonas más afectadas, donde se confirmaron cuatro víctimas mortales. Además de las vidas perdidas, un parque industrial en la capital regional se incendió y partes de la ciudad sufrieron cortes de electricidad. El alcalde de Lviv, Andriy Sadovyi, tuvo que instar a los residentes a refugiarse mientras las defensas aéreas luchaban contra los objetivos entrantes y las autoridades intentaban controlar los múltiples incendios. La gravedad de la situación se replicó en Zaporiyia, en el sureste, donde el ataque dejó una persona muerta y nueve heridas, además de dejar a más de 73,000 clientes sin electricidad.

La lista de daños a infraestructuras críticas y civiles se extendió a lo largo del país. Las regiones de Ivano-Frankivsk, Vínnytsia, Chernihiv, Jersón, Járkiv y Odesa también reportaron víctimas y destrozos significativos. La primera ministra Svyrydenko utilizó la plataforma X para condenar el ataque, destacando que el objetivo principal de Moscú sigue siendo sembrar el terror entre la población. Este patrón de bombardeos intensos y generalizados contra objetivos civiles y energéticos se ha intensificado, coincidiendo con la aproximación del crudo invierno, lo que amenaza con dejar a millones de ucranianos sin calefacción ni luz.
El colosal ataque ruso no solo tuvo consecuencias directas para las víctimas en Ucrania, sino que también puso en alerta máxima a los países vecinos. Polonia, miembro de la OTAN, respondió de inmediato enviando aviones de combate para garantizar su seguridad aérea. El comando operativo de Polonia informó que tanto aeronaves polacas como aliadas operaron en su espacio aéreo, y los sistemas de defensa aérea terrestres se pusieron en estado de máxima alerta. Esta medida preventiva subraya la alta tensión en el flanco oriental de la OTAN, provocado por las repetidas incursiones y avistamientos de drones rusos cerca de sus fronteras.
La preocupación por la seguridad aérea en Europa se disparó tras este último ataque. Las tensiones recientes han incluido el derribo de presuntos drones rusos en el espacio aéreo polaco y el caos en la aviación civil de Europa por avistamientos de drones en ciudades como Copenhague y Múnich. En Lituania, el aeropuerto de Vilna tuvo que ser cerrado durante varias horas tras informes de globos no identificados que se dirigían hacia la terminal. El impacto de estos incidentes se evidenció en los cambios de rutas aéreas: los vuelos comerciales tuvieron que usar rutas alternativas, un indicio de la inestabilidad y el riesgo que se cierne sobre el espacio aéreo del continente.