El presidente Donald Trump dio un ultimátum claro a Hamas: tiene hasta las 18:00, hora ET, del domingo para aceptar el ultimátum que propone su plan de 20 puntos sobre Gaza, presentado junto al primer ministro israelí Benjamin Netanyahu en la Casa Blanca. Según Trump, si la organización no responde afirmativamente, “se desatará un infierno como nunca antes se ha visto”. El documento estipula, en su marco oficial, el fin de la guerra, la liberación de rehenes y un plan de reurbanización para el enclave devastado. Hasta ahora, y según fuentes citadas por esta nota, Hamas no ha dado una respuesta definitiva y la tensión diplomática continúa en aumento.
En su mensaje público, Trump insistió en que “los detalles del documento son conocidos por todo el mundo” y señaló que es “un gran logro para TODOS”. El mandatario añadió que la violencia y el derramamiento de sangre deben cesar y exigió la liberación inmediata de todos los rehenes, “incluyendo los cuerpos de los muertos”. Asimismo, pidió a los “palestinos inocentes” que se alejen de las zonas asediadas de Gaza y se trasladen a lugares que, en su criterio, son más seguros dentro del mismo territorio. El llamado de Trump incluye la promesa de que “todos serán bien atendidos por aquellos que están esperando para ayudar”.
Reacciones y el marco político
En la Casa Blanca, Netanyahu dijo que Israel aceptó el marco del acuerdo y puso énfasis en la liberación de rehenes y la reconstrucción posterior. No obstante, la ausencia de una respuesta de Hamas deja un vacío peligroso: si la organización rechaza o no responde, las palabras del presidente de EE.UU. avanzan hacia una amenaza explícita de uso masivo de la fuerza. Las expresiones de Trump y su énfasis en un plazo límite elevan la presión sobre mediadores internacionales y actores regionales, que deberán decidir en corto tiempo si presionan por la negociación o se preparan para un posible aumento de la violencia.
Las implicaciones humanitarias son inmediatas y graves. Cualquier respuesta que implique una intensificación militar en Gaza agravaría la crisis humanitaria ya existente: desplazamiento masivo, falta de acceso a servicios básicos y más víctimas civiles. La exigencia de que la población “se traslade a zonas más seguras” choca con la realidad de que muchas áreas de Gaza están ya saturadas y con limitaciones para recibir grandes flujos de personas. Los organismos humanitarios y países con capacidad de mediación deberán ponerse en marcha para asegurar corredores humanitarios y protección a civiles si el ultimátum no prospera en una salida negociada.
Escenario militar y diplomático
La amenaza de Trump de “un infierno como nunca antes se ha visto” obliga a ponderar dos frentes: la capacidad militar para ejecutar una campaña de gran envergadura y el costo diplomático global que ello implicaría. Países aliados e instituciones multilaterales observarán con detenimiento las respuestas que pueda dar Hamas y las decisiones de Israel, mientras que actores regionales —incluidos Egipto, Catar y países de la Unión Europea— podrían intensificar sus gestiones para evitar una escalada. En paralelo, la ausencia de garantías firmes sobre la protección de civiles y la logística de la reurbanización ponen en duda la viabilidad práctica de cualquier plan que no contemple acuerdos verificables y mecanismos de supervisión internacional.
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