
Al menos tres personas han muerto, 300 resultaron heridas y 400 fueron detenidas en las recientes protestas en Marruecos, que han sacudido varias ciudades del país. Los manifestantes denuncian que el gobierno está enfocando recursos en los preparativos para el Mundial 2030 mientras descuida las necesidades sociales y económicas de la población. Esta situación ha encendido la alarma tanto a nivel nacional como internacional por la escalada de violencia y represión.
Los enfrentamientos entre la ciudadanía y las fuerzas de seguridad comenzaron de manera pacífica, pero rápidamente derivaron en disturbios en varias plazas y calles principales. Las autoridades locales desplegaron un gran número de agentes para controlar la situación, lo que derivó en decenas de detenciones y el uso de la fuerza para dispersar a los manifestantes. El descontento social se ha vuelto cada vez más evidente en redes sociales y medios locales.
Prioridades gubernamentales cuestionadas

Los ciudadanos aseguran que mientras la organización del Mundial 2030 recibe grandes inversiones, sectores clave como salud, educación y empleo siguen abandonados. La crítica se centra en que el gobierno parece más interesado en la imagen internacional que en atender problemas cotidianos de la población. Este tipo de decisiones ha aumentado la frustración y motivado la participación masiva en las protestas.
Analistas políticos señalan que este tipo de conflictos reflejan una desconexión entre las autoridades y la ciudadanía. La percepción de que los recursos se destinan a eventos de prestigio internacional mientras aumentan las necesidades básicas genera una crisis de confianza. La desigualdad social se percibe cada vez más como un problema estructural que requiere soluciones inmediatas y efectivas.