
2 de Octubre del 2025.- Una nueva caravana migrante partió este miércoles desde la ciudad de Tapachula, en Chiapas, con el objetivo de llegar hasta la Ciudad de México para regularizar su situación y encontrar mejores oportunidades. Este contingente, compuesto por aproximadamente mil personas de diversas nacionalidades, es considerado el más grande que se ha formado en lo que va del año. Los integrantes del grupo afirman que las condiciones de vida en la frontera sur se han vuelto insostenibles, empujándolos a emprender el largo y peligroso viaje a pie.
Este éxodo migrante inició su recorrido alrededor de las cinco de la mañana, y se caracteriza por una notable presencia de personas originarias de Cuba. Sin embargo, a ellos se han sumado familias y personas solas provenientes de países centroamericanos como Guatemala, Honduras y El Salvador, además de contingentes de Haití y Brasil. Todos comparten un objetivo común: escapar de la precariedad y la falta de oportunidades que, aseguran, enfrentan en la ciudad fronteriza de Tapachula, donde muchos han quedado varados por meses.
«No somos libres, no podemos trabajar»
La desesperación es el motor principal de esta movilización. Rebeca García, una joven cubana que caminaba entre la multitud, explicó que la decisión de unirse a la caravana migrante nace de la frustración. “Queremos salir porque muchos hemos sido estafados. Hemos presentado en la Comar y no nos dan respuesta. Pedimos apoyo, no exigimos nada, solo que se nos ayude con un estatus migratorio”, expresó. Ella y otros migrantes denuncian que la espera por trámites se convierte en una tortura, enfrentando explotación laboral, salarios que no cubren sus necesidades básicas y una profunda sensación de estancamiento.
La situación se agrava por la lentitud de los procesos de asilo gestionados por la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR). Este organismo es el encargado de procesar las solicitudes de refugio, un trámite que puede tardar meses o incluso años en resolverse. Durante este largo periodo de espera, los solicitantes reciben un documento provisional que no siempre les garantiza el acceso a un trabajo formal, dejándolos en un limbo legal. Esta falta de certeza jurídica y la incapacidad para generar ingresos de manera estable son factores clave que orillan a los migrantes a abandonar la espera y buscar otras alternativas, como unirse a una caravana migrante.
El primer tramo de un largo camino
A pesar de los riesgos que implica el viaje, como las altas temperaturas, las lluvias y la inseguridad, los integrantes de la caravana migrante muestran una firme determinación. En su primera jornada, el grupo logró avanzar aproximadamente 24 kilómetros en un lapso de ocho horas, llegando hasta el municipio de Huehuetán. En este punto de la región de la Costa Grande de Chiapas, los migrantes instalaron un campamento improvisado para pasar la noche, con la intención de reanudar su camino a primera hora del jueves, continuando su travesía hacia el centro del país.