1-Octubre-2025.-.Estados Unidos ha incrementado su presencia militar en Europa con el envío de aviones antisubmarinos P-8 Poseidon hacia Noruega, desde donde han sido detectados sobrevolando el mar Báltico, muy cerca de la provincia rusa de Kaliningrado. Este despliegue ocurre en un contexto de alta tensión entre la OTAN y Moscú, marcado por acusaciones de vuelos de drones y supuestas violaciones de espacio aéreo.
Según informes de seguimiento de vuelos, al menos tres aeronaves de la Armada estadounidense realizaron patrullajes en la zona a finales de septiembre. Los aviones, diseñados para rastrear y dar caza a submarinos, además de portar misiles antibuque, pasaron a pocos kilómetros de la estratégica región rusa, rodeada por países de la Alianza Atlántica.
Un portavoz de Defensa noruego confirmó que los P-8 Poseidon están operando desde bases en Oslo para apoyar las actividades aliadas en la región. Estos aviones de patrulla antisubmarina, fabricados por Boeing, son considerados de última generación por su capacidad para detectar objetivos bajo el mar y recopilar información de inteligencia.
El despliegue coincide con maniobras de la OTAN en el Ártico y en el mar Báltico. Incluso, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, declaró recientemente que envió submarinos nucleares a las costas rusas «por precaución», tras advertir supuestas amenazas de Moscú. Estas declaraciones han sido interpretadas como un mensaje de presión hacia el Kremlin.
Los incidentes recientes con drones sobre bases militares en Francia, Noruega y Dinamarca han intensificado la preocupación en la OTAN. Varios gobiernos europeos señalaron a Rusia como posible responsable, aunque Moscú negó cualquier participación y calificó las acusaciones como «infundadas».
A su vez, Estonia denunció que tres cazas rusos ingresaron en su espacio aéreo, algo que fue negado por el Ministerio de Defensa de Rusia. Este intercambio de acusaciones ha elevado el clima de desconfianza y militarización en el norte de Europa.
Un punto clave es la importancia geoestratégica de Kaliningrado, enclave ruso ubicado entre Polonia y Lituania. Esta región alberga sistemas de defensa aérea S-400, radares avanzados y bases navales que son considerados vitales por Moscú para contrarrestar el poder de la OTAN en el Báltico. El aumento de vuelos antisubmarinos estadounidenses es visto por analistas como un intento de vigilar de cerca los movimientos rusos en esa zona.
La tensión también se refleja en declaraciones de líderes europeos. El presidente de la República Checa, Petr Pavel, pidió a sus aliados “derribar cualquier avión ruso que viole el espacio aéreo de la OTAN”. Estas palabras han sido criticadas por especialistas militares, quienes advierten que un error de cálculo podría escalar el conflicto hacia un enfrentamiento directo.
Un elemento poco mencionado es que el P-8 Poseidon reemplazó progresivamente a los viejos aviones P-3 Orion, usados por la OTAN durante la Guerra Fría. El Poseidon combina radares de última generación, sensores acústicos y enlaces satelitales que le permiten identificar submarinos a gran profundidad y distancia. Además, cuenta con la capacidad de desplegar boyas de detección en el mar, lo que lo convierte en un recurso clave para vigilar las rutas del Ártico, donde el deshielo ha abierto nuevos pasos estratégicos para submarinos nucleares.
