
Carmen Aub, conocida actriz mexicana, reveló el pasado 25 de septiembre que su hija Lu, nacida el 11 de julio de 2025, ha sido diagnosticada con una pérdida auditiva moderada a severa. En un emotivo mensaje en Instagram, la actriz expresó que Lu “no escucha como la mayoría de nosotros”, y compartió fotografías junto a su esposo Iván Sikic donde muestran momentos del proceso que la familia ha vivido desde que conocieron el diagnóstico.
Una dura realidad que emerge con esperanza
Carmen confesó que ella y su esposo enfrentaron muchos días de incertidumbre, dolor y preguntas. A pesar de que en sus antecedentes familiares no hay casos de sordera ni pérdidas auditivas, ni los estudios genéticos ni los virus durante el embarazo arrojaron señales de alerta. Sin embargo, gracias a que la pérdida auditiva se detectó tan temprano, la familia ha podido transitar de la negación al entendimiento, pasando por la tristeza y el enojo, hasta llegar al deseo firme de actuar.
De herramientas médicas a apoyo emocional
La actriz detalló que han comenzado a explorar varias opciones para ayudar a su hija: audífonos, implantes cocleares, lengua de señas y otras vías que, si bien no determinarán quién es Lu, le brindarán posibilidades y apertura hacía distintos mundos. Pero también hizo énfasis en el apoyo emocional constante: aprenderán a repetir con paciencia lo que Lu no oyó, acompañarán con ternura sus avances sociales y le enseñarán que no está sola.
Nunca estará sola: más allá del diagnóstico
Carmen Aub afirmó que su labor como madre no es cambiar la realidad de Lu, sino brindarle las herramientas necesarias desde ya, para que pueda moverse con seguridad entre dos mundos: el de la comunidad sorda, y el que muchos llaman “normal”. En ese camino, la actriz reconoció el choque inicial que implicó aceptar algo inesperado, y la importancia de no minimizar el dolor, porque hacerlo genera culpa en quienes enfrentan situaciones similares.
Este caso pone sobre la mesa la clave que representa la detección temprana de problemas auditivos en recién nacidos. Estudios médicos indican que intervenir en los primeros meses de vida mejora los resultados del lenguaje, la comunicación y el desarrollo emocional. Aunque Carmen Aub y su pareja tuvieron suerte al identificarlo pronto, muchas familias no tienen acceso a servicios de salud adecuados, pruebas genéticas o audífonos e implantes accesibles. Este desequilibrio social y económico es un reto grande a nivel latinoamericano y mundial.
La historia de Lu y Carmen Aub también nos invita a reflexionar en cómo la sociedad puede mejorar su respuesta frente a la pérdida auditiva. Esto implica más que dispositivos médicos: incluye capacitación docente en lenguaje de señas, inclusión social, políticas de salud pública que financien audífonos o implantes, y campañas que reduzcan el estigma. Además, los medios de comunicación tienen la responsabilidad de visibilizar estas situaciones con respeto, sin sensacionalismo, para educar, apoyar y unir caminos hacia una inclusión real.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), aproximadamente 1 de cada 1000 recién nacidos nace con pérdida auditiva significativa, y muchas de estas condiciones podrían mitigarse si se aplican exámenes auditivos universales al nacer. También se ha evidenciado que la detección e intervención temprana (antes de los seis meses) favorece que los niños desarrollen habilidades del lenguaje hablado similares a sus pares oyentes. Este conocimiento subraya lo que Carmen Aub señala: que tener acceso a herramientas médicas, apoyo emocional y social y recursos suficientes sí marca una diferencia fundamental.