La presencia o no de Donald Trump en el primer debate de los precandidatos republicanos a la Presidencia de Estados Unidos ha centrado en las últimas semanas la dialéctica en torno a la cita, que se celebrará este miércoles en Milwaukee (Wisconsin), y su ausencia está llamada a ser la gran protagonista de la noche.
A pesar de que no estará sobre el plató cuando las cámaras de Fox News encuadren a los aspirantes, el exmandatario y las cuatro imputaciones penales que hay en su contra se colarán, previsiblemente, en una de las primeras citas de la carrera a la presidencia que encabeza por ahora, con todas las encuestas a su favor.
Tras varias semanas insinuándolo, Trump (2017-2021) confirmó el pasado fin de semana que no participará en los debates de los aspirantes que buscan ser el candidato republicano a la presidencia en las elecciones de 2024.
Podría incluso tener algo preparado para quitarle, todavía más, el interés al evento, pues medios como The New York Times han sugerido que esa misma noche concederá una entrevista al periodista Tucker Carlson, quien fue despedido hace un año de la cadena Fox News. Dos venganzas en una.
Trump no estará en el escenario, pero la pregunta clave es cuánto del debate versará sobre él y las acusaciones penales que enfrenta”, apunta a EFE Aaron Kall, experto en Ciencias Políticas de la Universidad de Michigan.
Los ocho precandidatos que acudirán, señala, podrían apostar por dos estrategias, la de hablar de él, bien o mal, con el riesgo de que se coma la noche y “absorba todo el oxígeno político” o la de esquivarlo para intentar ganar protagonismo propio.
Ignorarlo por el hecho de que “eligió no participar” les da a los otros candidatos “la oportunidad de hacerse un nombre por sí mismos y de tener más tiempo para explicar por qué son los mejores”, opina Kall.
Pese a las estrategias personales, el periodista Bret Baier, moderador de la cita junto con Martha MacCallum, adelantaba hace unos días en una entrevista con Político que Trump “será parte de las preguntas”.
Un debate a ocho
Ocho precandidatos han alcanzado los requisitos estipulados por el Comité Nacional Republicano, entre ellos tener 40.000 donantes únicos y obtener un mínimo del 1 % de apoyo en tres encuestas nacionales.
Son el gobernador de Florida, Ron DeSantis; el senador de Carolina del Sur, Tim Scott; el exgobernador de Nueva Jersey, Chris Christie; el gobernador de Dakota del Norte, Doug Burgum; el empresario Vivek Ramaswamy; la exgobernadora de Carolina del Sur, Nikki Haley; el exvicepresidente Mike Pence y el exgobernador de Arkansas, Asa Hutchinson.
Todos ellos han tenido que firmar además un compromiso de lealtad por el que prometen apoyar al eventual candidato que salga elegido tras los sucesivos procesos de primarias o caucus que tendrán lugar antes de la cita electoral, en noviembre de 2024. Trump no lo ha querido firmar.
Los ocho candidatos que participan el miércoles en el debate se han encargado en los últimos meses de expresar sus opiniones sobre el exmandatario y tienen unos intereses distintos en lo que a su figura respecta.
Christie, por ejemplo, “probablemente tenga un incentivo para hablar sobre Trump porque son ideológicamente opuestos”, mientras que otros como Haley y Scott preferirán guardar silencio porque “no quieren correr el riesgo de ofender a la bases republicanas” y podrían ser candidatos a la vicepresidencia” si Trump es elegido, señala Kall.
“Más difícil”, añade, lo tiene DeSantis, quien según las encuestas sería el segundo favorito para ser el candidato y enfrentarse a Joe Biden, quien, salvo sorpresas, optará a la reelección el año que viene al frente del Partido Demócrata.
DeSantis “va a ser el objetivo principal”, afirma Kall, por lo que su misión será defenderse cuando lo ataquen y medir sus palabras sobre el expresidente, ya que ambos compiten por el mismo perfil de votantes.
Wisconsin, un estado clave
Trump asegura que no va a Milwaukee -ni tampoco irá, presumiblemente, al segundo debate en Simi Valley (California)- porque no lo necesita: “El público ya sabe quién soy”, se ha encargado de repetir.
Sin embargo, puntualiza Kall, el proceso para que un partido elija a su candidato es largo y cada evento suma. Además, recuerda, aunque en un contexto y una situación muy diferentes, Trump ya recogió los frutos de negarse a participar en un debate.
En enero de 2016 decidió saltarse el debate de las primarias en Iowa porque “no tenía una buena relación con la moderadora, Megyn Kelly”, y cuatro días después, cuando los republicanos votaron en el caucus de este estado, terminó perdiendo. “Fue una sorpresa que perdiera ante Ted Cruz y creo que en parte fue porque decidió no debatir”, afirma Kall.
Aunque la pugna republicana está todavía en sus albores, no estar en Milwaukee también es significativo, porque el estado de Wisconsin es uno de los más disputados del país.
En las presidenciales de 2016 Trump se impuso a Hillary Clinton por un estrecho 47.2 % frente al 46.4 %, mientras que en 2020 Biden logró teñir el estado de azul, también por un estrecho margen del 49.6 %, frente al 48.9 % de Trump.
Consciente de ello, el Comité Nacional Republicano también ha elegido Milwaukee para celebrar, en julio de 2024, su Convención Nacional, un evento en el que ya se sabrá quién es el candidato elegido y en el que asumirá oficialmente el reto de acudir a las urnas.
Con información de EFE
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