
25 de Septiembre del 2025.- Lo que parecía un simple cruce de pasillos en la Asamblea General de las Naciones Unidas se ha convertido en el detonante simbólico de la carrera presidencial de 2026 en Brasil. Un brevísimo encuentro de menos de un minuto entre el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, y el exmandatario estadounidense, Donald Trump, ha reconfigurado alianzas, encendido alarmas y cambiado drásticamente el tono de una relación que se consideraba estancada. A pesar de las críticas mutuas previas, bastó este fugaz contacto para que Trump elogiara a Lula, generando un sismo político que se siente desde Brasilia hasta Washington.
La sorpresa fue mayúscula cuando Trump, conocido por su retórica confrontacional, describió su interacción con el líder brasileño en términos muy positivos. «Me pareció un hombre muy simpático, nos abrazamos, hay una química excelente», declaró, añadiendo que solo hace negocios con personas que le caen bien. Estas palabras contrastan fuertemente con las recientes sanciones de su gobierno contra allegados al juez que procesa a Bolsonaro. Por su parte, Lula celebró desde Nueva York el fugaz encuentro con su homólogo estadounidense, afirmando que «lo que parecía imposible se ha hecho posible» y anunciando su intención de agendar una reunión formal para fortalecer las relaciones bilaterales, siempre y cuando la soberanía de Brasil no sea cuestionada.

Cautela Empresarial y Alarma en el Bolsonarismo
Mientras el vicepresidente Geraldo Alckmin celebró la «buena química» como un factor positivo para las relaciones comerciales, otros asesores de Lula, como Celso Amorim, han pedido cautela, temiendo un trato impredecible por parte de Trump. Sin embargo, detrás de este acercamiento se encuentra la fuerte presión del mundo empresarial brasileño. Gigantes como la aeronáutica Embraer y la cárnica JBS habrían impulsado la reunión entre los dos presidentes para proteger sus intereses exportadores, que generan miles de empleos y divisas para el país. Sobre la mesa de una futura negociación podrían estar temas estratégicos como los minerales críticos y la regulación de las grandes tecnológicas.
Este cambio de rumbo ha provocado una verdadera conmoción en el ala bolsonarista, que ve con preocupación un posible acercamiento entre Lula y el gobierno de Estados Unidos. Aunque Eduardo Bolsonaro, hijo del expresidente, intentó minimizar el hecho calificándolo como una «jugada calculada» de Trump, la alarma es evidente entre los líderes de la oposición. En contraste, figuras de la izquierda brasileña celebraron la noticia como una victoria política magistral de Lula. «Me imagino cómo deben sentirse desesperados los bolsonaristas en este momento. Lula es genial», escribió en redes sociales el líder del Partido de los Trabajadores (PT), Lindbergh Faria.

Lula se Fortalece en el Escenario Nacional
Independientemente del resultado del encuentro, Lula da Silva está capitalizando este giro inesperado de los acontecimientos para fortalecer su posición de cara a las elecciones. Las encuestas más recientes lo sitúan por delante de sus principales adversarios, incluyendo a Jair Bolsonaro y su esposa, Michelle. Este impulso se ve reforzado por recientes victorias en el plano nacional, como el éxito de las manifestaciones ciudadanas del pasado domingo, que mostraron un fuerte rechazo a la ley de amnistía que beneficiaría al expresidente y a la propuesta de enmienda constitucional apodada «la PEC de los bandidos», que buscaba limitar la acción de la justicia contra los políticos.