
17-Septiembre-2025.-.El primer ministro de Japón, Shigeru Ishiba, anunció este domingo su dimisión después de una serie de derrotas electorales que debilitaron al Partido Liberal Democrático (PLD), la fuerza política que ha dominado el país en la mayor parte del periodo de posguerra. La salida de Ishiba, de 68 años, abre la puerta a una etapa de incertidumbre en la cuarta economía más grande del mundo.
Durante una conferencia de prensa en Tokio, Ishiba explicó que continuará en el cargo hasta que su partido elija a un sucesor en una elección de emergencia. Con voz entrecortada, señaló: “Me gustaría pasar la posta a la próxima generación”, destacando que había cumplido con la meta de cerrar un acuerdo comercial clave con Estados Unidos.
El gobierno de Shigeru Ishiba nunca logró consolidarse tras asumir el cargo hace menos de un año. Su coalición perdió las mayorías en ambas cámaras del parlamento, mientras los ciudadanos expresaban un creciente malestar por el aumento del costo de vida.
A pesar de las presiones internas y externas, Ishiba se había resistido a dimitir, apostando por negociar un acuerdo comercial con la administración de Donald Trump. Dicho pacto incluyó un compromiso de inversión japonesa de US$ 550.000 millones a cambio de menores aranceles, en un intento por aliviar la crisis en la industria automotriz del país.
Con la renuncia de Shigeru Ishiba, los focos se dirigen ahora a los posibles candidatos para liderar el PLD y, eventualmente, asumir el cargo de primer ministro. Entre los nombres más sonados están Shinjiro Koizumi, ministro de Agricultura e hijo del ex primer ministro Junichiro Koizumi, y Sanae Takaichi, una veterana política del partido que ha criticado la política monetaria actual del Banco de Japón.
Takaichi es vista por algunos analistas como la candidata que podría aplicar una política fiscal más expansiva y mantener tasas de interés bajas, lo que generaría atención en los mercados internacionales. En cambio, Koizumi representaría una línea más continuista, sin cambios drásticos en la política económica.
La renuncia de Shigeru Ishiba no solo marca un momento crítico en la política japonesa, sino que también repercute en la economía global. La semana previa al anuncio, el yen japonés y los bonos del gobierno sufrieron una fuerte caída ante la incertidumbre, con el rendimiento del bono a 30 años alcanzando un máximo histórico.
En el plano internacional, Japón enfrenta tensiones en su relación con Estados Unidos, especialmente por los aranceles comerciales, así como el desafío de mantener su influencia en Asia frente al creciente poder económico de China. La transición en el liderazgo será clave para definir si el país mantiene una política moderada o si apuesta por medidas más audaces en lo fiscal y lo monetario.