
Un terrible hallazgo conmocionó a los habitantes de Zacatecas, donde los cuerpos mutilados de cuatro hombres y una mujer fueron encontrados dispersos en la carretera que conecta el municipio de Pinos con Ojuelos, Jalisco. Las autoridades han calificado el hecho como un ajuste de cuentas entre grupos del crimen organizado que se disputan el control de este territorio. La brutalidad de la escena y el modo en que se encontraron los cuerpos reflejan la escalada de violencia en la región, un problema que ha persistido por más de una década.
La Violencia del Crimen Organizado en la Región
Los hechos ocurrieron el domingo 14 de septiembre en una zona estratégica, en el vértice donde confluyen los estados de Zacatecas, Aguascalientes, Jalisco y San Luis Potosí. Esta área ha sido un punto de intensa disputa entre facciones del Cártel del Golfo, el Cártel de los Talibanes, el Cártel Jalisco Nueva Generación y el Cártel de Sinaloa. La presencia de estos grupos y su lucha por el control territorial ha generado una ola de violencia que afecta directamente la seguridad de los ciudadanos y la tranquilidad de las comunidades, quienes han sido testigos de estos actos de extrema violencia.
Según testimonios de los habitantes, a través de redes sociales, se reportó una circulación inusual de vehículos con hombres armados durante la madrugada del domingo. Sin embargo, no fue hasta el amanecer cuando los campesinos que transitaban por la zona se encontraron con la dantesca escena de las cinco personas asesinadas y sus cuerpos dispersos sobre el asfalto. La lentitud en la respuesta de las autoridades, quienes tardaron más de cinco horas en arribar al lugar, ha generado críticas y preocupación entre la población.

Las autoridades de la Policía Estatal Preventiva y la Fiscalía General de Justicia de Zacatecas se presentaron en el lugar para realizar los peritajes correspondientes, levantar los cadáveres y los restos humanos para trasladarlos al Servicio Médico Forense. Sin embargo, hasta la mañana del lunes 16 de septiembre, no se había emitido ningún reporte oficial sobre el homicidio o la identidad de las víctimas. Esta falta de comunicación oficial ha contribuido a la incertidumbre y la alarma entre los residentes de la región, quienes se sienten desprotegidos ante la violencia del crimen organizado.
La falta de una postura pública por parte de la Vocería de la Mesa para la Construcción de la Paz, que encabeza el gobernador David Monreal Ávila, ha sido notoria, especialmente al coincidir con el desfile conmemorativo de la Independencia de México. Este silencio oficial contrasta con la gravedad de los hechos y la necesidad de una respuesta contundente por parte del gobierno para tranquilizar a la población y demostrar un compromiso real con la seguridad y la paz.
El violento suceso en Zacatecas es un recordatorio de los desafíos que enfrenta el país en su lucha contra el crimen organizado. La violencia extrema y el desafío a la autoridad que representan estos actos no solo tienen un impacto en la seguridad pública, sino que también socavan la confianza de la ciudadanía en las instituciones. Es imperativo que las autoridades federales y estatales fortalezcan su coordinación y actúen con mayor contundencia para desarticular a estos grupos criminales y poner fin a la ola de violencia en el estado.
