15 DE SEPTIEMBRE DEL 2025 – INTERNACIONAL. En el conflicto entre Ucrania y Rusia, la realidad a menudo es muy diferente de lo que parece. Un claro ejemplo de esto es el uso de equipos militares falsos, una táctica que ha sido bautizada como la «guerra de utilería«. Un video que se hizo viral en redes rusas mostró la supuesta destrucción de un tanque ucraniano, pero pronto se supo que la explosión fue sobre un modelo de madera. Esta estrategia de engaño es utilizada por ambos bandos para confundir al enemigo, hacer que desperdicien municiones costosas y desviar su atención de los objetivos reales en el campo de batalla, una forma de guerra de utilería que ha demostrado ser muy efectiva y ha sorprendido a observadores.
Estos señuelos, que van desde pequeños radares hasta tanques y camiones, pueden ser planos, inflables, de madera o diseñados para crear ilusiones en los radares enemigos. En algunos casos, hasta la mitad del arsenal desplegado en el frente puede ser una simple imitación. Esta táctica, aunque simple, ha demostrado ser muy eficaz, obligando a los soldados a dudar de lo que ven y a gastar recursos valiosos en objetivos falsos. Ucrania ha utilizado estas réplicas para engañar a las fuerzas rusas y proteger su arsenal real, con la ayuda de voluntarios.
Réplicas de artillería que ahorran munición
Uno de los señuelos más populares del ejército ucraniano son las réplicas de los obuses M777, de fabricación británica. Grupos de voluntarios como Na Chasi han fabricado y entregado más de 160 de estos modelos. Lo que los hace tan valiosos es su simplicidad: pueden ser montados en el frente por dos personas en tan solo tres minutos, sin necesidad de herramientas. Otro grupo de voluntarios, Reaktyvna Poshta, fabrica estas réplicas con madera contrachapada, a un costo de entre 500 y 600 dólares. Su efectividad es tal que han logrado que los rusos ataquen con drones Lancet, que valen unos 35,000 dólares, una desproporción que muestra la efectividad de la guerra de utilería.
Estas réplicas de la guerra de utilería son tan convincentes que a veces logran engañar incluso a los propios oficiales ucranianos que visitan el frente. Un oficial de la 33ª Brigada Mecanizada Destacada de Ucrania relató un caso en el que un comandante visitante no pudo diferenciar una imitación de un M777 real. Para hacerlos aún más realistas, los soldados recrean posiciones de artillería falsas, con marcas de ruedas, cajas de municiones y hasta retretes. Esta atención al detalle es clave para que los señuelos cumplan su propósito de confundir al enemigo y malgastar sus recursos.
El uso de señuelos no es una estrategia exclusiva de Ucrania. El arsenal de imitaciones de Rusia también es vasto y variado. El ejército ucraniano ha reportado que hasta la mitad de los drones utilizados en algunos ataques rusos son imitaciones baratas, cuyo único propósito es saturar las defensas aéreas de Ucrania y forzar el uso de misiles costosos. La empresa rusa Rusbal fabrica señuelos que van desde imitaciones 2D para despistar a los servicios de inteligencia, hasta maniquíes inflables para imitar el calor de los motores y el tráfico de radio. Esta carrera por el engaño demuestra que la guerra de utilería es una parte fundamental de la estrategia de ambos países.
Esta forma de guerra, aunque parezca moderna, no es nueva. Durante la Segunda Guerra Mundial, en la antesala del Día D, Reino Unido desplegó un ejército falso con tanques y aviones de utilería para engañar a los nazis. Aunque la tecnología ha evolucionado, con el uso de drones y sistemas no tripulados, el principio del engaño sigue siendo el mismo. En una guerra donde cada recurso cuenta, el uso de señuelos, por más simples que parezcan, es una herramienta poderosa que seguirá siendo relevante en el futuro. La guerra de utilería ha demostrado que la inteligencia y la astucia son tan importantes como el poder de fuego.
